La presencia de nutrientes, factor clave en el crecimiento, el retraso del crecimiento o las deficiencias de las plantas, depende de la acidez del suelo. Por lo tanto, es indispensable analizar la acidez del terreno antes de proyectar cualquier cultivo. De hecho, un análisis permitirá saber qué tipo de especies conviene cultivar. Si es necesario, el suelo debe ser corregido para que el cultivo no esté restringido.

Las plantas tienen preferencias con respecto a la acidez del suelo. En efecto, algunas plantas crecen mejor en un medio ácido que en un suelo básico. Así, es importante analizar la acidez del suelo con el fin de determinar el tipo de cultivo más conveniente.

Cómo determinar la acidez del suelo

El potencial de hidrógeno, conocida por el acrónimo de pH, determina si el suelo es ácido, básico o neutro. Los nutrientes, esenciales para las plantas, dependerán del tipo de suelo. En un jardín, el pH está entre 4 y 9. La determinación del pH es una operación muy sencilla. Para ello, hay que procurarse papel tornasol o un pH-metro en un centro de jardinería, una farmacia o una droguería. A continuación hay que extraer paladas de tierra a una profundidad de 20 a 30 centímetros en varios lugares diferentes del jardín y mezclarlas en una lona de plástico o en papel de periódico. Luego hay que tomar el tubo de ensayo comprado con el pH-metro o un simple frasco de vidrio y diluir la tierra con agua desmineralizada hasta la mitad del recipiente, agitar bien y esperar hasta que la tierra se deposite en el fondo antes de sumergir el papel pH en la solución. Esta operación le permitirá descubrir el pH promedio de la tierra de tu jardín. Un suelo ácido tiene un pH por debajo de 5,5, mientras que un pH superior a 6,5 ​​indica un suelo básico. Un suelo neutro tiene un pH entre 5.5 y 6.5. Sin embargo, si se constatan diferencias significativas entre ciertas partes del terreno, es preferible no mezclar las muestras y analizarlas por separado. También es posible hacer analizar el terreno por un laboratorio, dándoles una muestra en una bolsa de plástico. Esta opción le permitirá obtener más datos, tales como el tenor en potasio, fósforo, magnesio, calcio, sodio, zinc, manganeso, nitrógeno, cobre y azufre, así como información granulométrica y sobre la presencia de oligoelementos, la tasa de carbono orgánico y la capacidad de intercambio catiónico. Por supuesto, este análisis profesional cuesta más. Un análisis de la acidez del suelo debe hacerse cada 3 o 4 años.

Los diferentes tipos de suelo

Hay cuatro tipos de suelo: calcáreo, arcilloso, humífero o limoso y arenoso. Un suelo calcáreo se distingue por su textura pedregosa y su color blancuzco, y es difícil cultivar en él. Lo mismo sucede con las tierras arcillosas, reconocibles por su color rojo, que son pegajosas y se endurecen cuando se secan. Las tierras arenosas, granulosas al tacto, se pulverizan fácilmente entre las manos y se trabajan con mayor facilidad. Por último, el suelo limoso, rico en humus, es de color negro y se compone en gran medida de materia vegetal y orgánica en descomposición. Este tipo de tierras es más fértil que las otras. Sin embargo, ningún suelo es favorable para todos los cultivos: lo ideal sería una tierra compuesta por una mezcla de estos cuatro tipos. Un terreno ácido se caracteriza por un suelo pobre en calcáreo.


Cómo obtener un suelo propicio para el cultivo

Hay métodos que permiten aumentar o disminuir fácilmente la acidez del suelo. Un suelo calcáreo puede equilibrarse agregando compost o humus, un elemento que promueve el crecimiento de las plantas porque contiene materia orgánica, arcilla, hierro y calcio. También será necesario añadir azufre, en una proporción de 2.5 kilos por área. En un suelo ácido habrá que efectuar un encalado, y también podrán agregarse algas calcáreas. El encalado puede efectuarse utilizando diferentes productos disponibles en centros de jardinería. Esta operación se realiza en principio durante la preparación del terreno para las plantas, a una profundidad de unos 25 centímetros y a una proporción de diez kilos por área durante dos años antes del cultivo. Si lo que se necesita es disminuir el pH de un terreno, alcanzará con incorporar tierra de brezo o turba. Un terreno arcilloso, por su lado, requerirá un ligero aumento en su tenor de arena y de limo.

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Publicado en Abecé del jardinero por Alejo el 14 Jun 2011