Perteneciente a la familia de las tropeoláceas, las capuchinas son plantas anuales que florecen de junio a octubre. Originarias de América del Sur y América Central, estas delicadas plantas con flores se cultivan no sólo por su aspecto ornamental sino también por su uso culinario y sus propiedades antifúngicas. Aunque son poco exigentes, las capuchinas suelen ser frágiles y deben ser mantenidas con cuidado.

Naranjas, amarillas o rojas, las capuchinas son plantas pequeñas que realzan magníficamente un parterre y son excelentes como cubresuelos. Hortalizas y plantas ornamentales, son un género (nombre científico Tropaeolum) que incluye más de ochenta especies, mayormente originarias de las regiones montañosas de Perú, Ecuador o Colombia, pero también México y Chile. Las capuchinas pueden ser trepadoras, tuberosas o enanas, lo que las hace igualmente adecuadas para jardines, balcones y patios. Las capuchinas trepadoras son ideales para decorar con elegancia enrejados, pérgolas y cenadores. Las enanas y las tuberosas, por su parte, son más adecuadas para parterres y jardineras.

La capuchina, una flor con muchas virtudes

Muy apreciadas por sus semillas y sus flores, las capuchinas deben su nombre a sus inflorescencias, cuya forma recuerda a un sombrero o capuchón. En el área culinaria, las semillas de algunas especies son cosechadas, secadas y conservadas en vinagre antes de ser consumidas más adelante. Las flores de estas mismas especies se utilizan principalmente para mejorar las ensaladas con sus tonos vivos y aportarles frescura. Las capuchinas también juegan un papel clave en el cultivo de tomates, ya que los protegen eficazmente del mildiu, una enfermedad causada por la acción nociva de un hongo. Fácil de cultivar, las capuchinas son sin embargo y lamentablemente muy frágiles, por lo que necesitan ser mantenidas con delicadeza y cuidado.

Cómo plantar capuchinas

El paso previo a la plantación de capuchinas en la tierra es la elección de un suelo adecuado para que las hojas puedan desarrollarse adecuadamente y para que la floración sea abundante. De hecho, las capuchinas no toleran tierras ni demasiado ricas ni demasiado pobres, y crecen idealmente en sustratos ligeros y bien aireados. Cuando se las planta en un tipo de suelo que no les conviene es probable que la floración se vea perturbada y termine siendo mucho menos generosa de lo habitual. En cuanto al grado de exposición al sol, las capuchinas necesitan mucha luz y deben plantarse a pleno sol. Las capuchinas pueden ser plantadas en la tierra apenas terminen las heladas, pero esto hará que su floración se retrase y sea mucho más corta. Entonces, para obtener una floración temprana es preferible sembrar antes, cuando la primavera esté por llegar. Las semillas deben ablandarse previamente en agua antes de ser sembradas en un sustrato ligeramente enmendado con estiércol. Una vez hecho esto, el semillero deberá ser regado con regularidad y mantenido en un lugar cálido. Después de la germinación, una vez que los tallos estén suficientemente desarrollados, las plántulas podrán ser replantadas en macetas y finalmente trasplantadas a la tierra a comienzos del verano. Las variedades enanas, por su parte, podrán ser replantadas en macetas a principios de la primavera y llevadas a exteriores cuando vuelvan los días cálidos.

Cómo mantener capuchinas

Las capuchinas son plantas que crecen particularmente bien en tierras ligeramente húmedas. Por lo tanto, se les debe proporcionar suficiente agua en la raíz, teniendo cuidado de evitar los pétalos durante el riego, ya que son muy delicados y pueden desprenderse de los pedúnculos si se los riega de manera demasiado intempestiva. Por otro lado, las capuchinas soportan mal las heladas y los fríos del invierno, por lo que hay que llevarlas a interiores al final del otoño. Para garantizar una protección óptima, lo mejor es mantenerlas en un invernadero hasta el regreso de la primavera.

El aclareo de hojas también es una operación importante, ya que su defecto las capuchinas pueden convertirse rápidamente en invasoras y perder su brillo. Por ende, un mantenimiento regular será necesario, tanto para que la planta pueda mantener su vitalidad como para que no interfiera con el desarrollo de las otras especies cercanas. Por último pero no menos importante, hay que saber que las capuchinas son las presas favoritas de los pulgones, que las devoran con voracidad. Si sucede que sus plantas son víctimas de un ataque de parásitos, podrá tratarlas con un insecticida adecuado, pero esto tendrá la desventaja de hacer que ya no sean aptas para el consumo. Afortunadamente, hay una alternativa ecológica y eficaz para erradicar esta plaga, que consiste en la acción extremadamente poderosa de insectos como la mariquita.

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Publicado en Flores anuales por Alejo el 15 Sep 2011