Para mantener las plantas hay que regarlas periódicamente y según sus necesidades. Usted encontrará en las líneas que siguen algunos consejos que le facilitarán la tarea. En efecto, por más que se trate de alguna manera del ABC de la jardinería, es mejor tener una buena base antes de embarcarse en operaciones más complejas. Aquí se presenta el esquema a seguir, así como los métodos más eficaces para obtener buenos resultados en términos de riego.

El agua es un elemento esencial para el buen crecimiento de una planta. La bina y el mulching son formas eficaces de mantener la humedad alrededor de las plantas, y el agua de lluvia también puede ayudar a fertilizar el suelo. Estos son los puntos a tener en cuenta para regar correctamente las plantas.

Nuestros consejos en materia de riego

Contrariamente a lo que la mayoría de la gente piensa, es mejor regar lo menos seguido posible pero de manera abundante que hacerlo con regularidad (por ejemplo, todos los días) pero en pequeñas cantidades. En efecto, esto permite que las raíces sean más fuertes y penetren más profundamente. Así, la planta será más sana y más robusta. A continuación, para evitar el desarrollo de diferentes enfermedades en la superficie, se debe evitar tanto como sea posible el riego de las hojas. En cambio, lo que conviene es regar directamente la base de la planta para que el agua se infiltre cerca de las raíces. En cuanto a la cantidad de agua a utilizar, deben tenerse en cuenta las necesidades específicas en agua de cada tipo de planta. Por ello, antes de sembrar o plantar hay que pensar en colocar en el mismo lugar las plantas que tengan las mismas necesidades de agua. Para dar un ejemplo, las verduras de hoja como el repollo, la lechuga o la espinaca necesitan mucho más riego que las hortalizas de raíz como zanahorias, rábanos y nabos. Además de esto, el riego también puede depender del tipo de suelo. Para suelos arenosos, hay que hacerlo con más frecuencia (cada 2 días, por ejemplo), mientras que para suelos arcillosos alcanza con regar una vez por semana. El momento ideal para el riego varía según la temporada. En verano, es mejor regar por la tarde, ya que el agua puede evaporarse por el calor durante el día, mientras que en otoño y primavera se puede regar temprano por la mañana. Un pequeño truco para evitar la evaporación del agua es colocar una capa de paja de un espesor mínimo de 5 cm alrededor de la planta, o utilizar corteza de pino, restos de la poda del césped, cartones y periódicos para proteger el suelo. Veamos ahora las ventajas y desventajas de los diferentes métodos de riego.

El riego manual

Como la jardinería es un trabajo manual, en principio el riego manual no debería causar demasiados problemas, sobre todo porque no hace falta complicarse la vida con instalaciones difíciles y costosas. Para ello, existen dos herramientas que pueden considerarse como clásicas: la regadera, que permite economizar tanto agua como dinero,  y la manguera de jardín, que da los mismos beneficios que la regadera pero que además posibilita ahorrar energía evitando las idas y venidas al grifo. Ideal para un jardín pequeño, estos dos métodos le permitirán ocuparse individualmente de cada planta y evitar gestos torpes como regar las hojas.

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Publicado en Guía del riego por Alejo el 22 Jun 2011