El carpe (Carpinus) es género de árbol de follaje marcescente, por lo que permanece cubierto durante todo el año: efectivamente, las hojas secas permanecen adheridas a las ramas durante el invierno, dando un toque de color general. El género Carpinus posee varias especies, que permiten dar volumen y estructura a un jardín. Su altura y su forma varían considerablemente. El carpe también se presta perfectamente para la poda, lo que permite dar un toque de elegancia al aspecto general del jardín.

Las distintas especies de Carpinus son árboles ornamentales muy adecuados al arte topiaria; podados en forma de bola, pirámide o cubo, los carpes dan un toque particular a un jardín o un sendero. A continuación, algunos consejos sobre los métodos de cultivo y las técnicas para el mantenimiento de estas especies decorativas.

Información general sobre el carpe

De las dos especies de carpe originarias de Europa (Carpinus Betulus y Carpinus Orientalis), es el carpe blanco o simplemente carpe el que está más extendido, ya que está presente en el oeste, centro y sur del continente. Se trata de un árbol de hoja marcescente que puede alcanzar hasta 25 metros de altura. Se lo planta por su porte decorativo y su predisposición a la poda, incluido el arte topiaria. El carpe pertenece a la misma familia botánica que el abedul y el avellano, la de las betuláceas. Entra en floración en primavera, destacando sus flores en amentos de color amarillo y verde. Como ya se dijo, el género Carpinus posee varias especies; aunque tienen tamaños y portes diferentes, todas son aptas para la jardinería.

Técnicas de cultivo y el mantenimiento del carpe

El carpe puede reproducirse a través de la siembra, que debe realizarse inmediatamente en otoño con semillas frescas, recogidas el mismo año. Se debe tener cuidado en el proceso, ya que las semillas que se han secado pueden tomar un año para germinar, lo que vuelve la germinación aleatoria. También se puede realizar una multiplicación por estacas herbáceas a fines de la primavera. El uso de la hormona de enraizamiento se recomienda para aumentar las posibilidades de recuperación. El carpe también se presta al acodo aéreo, que se realiza a finales de primavera. Hay que asegurarse de que la turba utilizada para el acodo no se seque durante el calor del verano; el uso de la hormona también es recomendable. El acodo puede separarse del árbol en el otoño o la primavera siguientes, luego de haber verificado el enraizamiento. También pueden obtenerse plantones en viveros y centros de jardinería.

La plantación de las plántulas debe realizarse preferentemente en otoño. La composición ideal de la tierra de plantación incluye un 50 % de mantillo; el suministro de compost también está aconsejado. Aunque puede adaptarse a cualquier tipo de suelo, incluso calcáreo, se desarrolla mejor en terrenos ligeramente arcillosos y frescos. Como sus raíces son bastante superficiales, es necesario asegurarse de que la tierra alrededor de la base no se seque. Un riego abundante y regular, dos veces a la semana, es útil para que el árbol retome su crecimiento. También se puede proceder a un acolchado o mulching para evitar la evaporación, que protegerá igualmente a la planta contra las heladas en invierno. Por otra parte, colocar un pajote (otro nombre del procedimiento) de compost fibroso durante los primeros tres años es una técnica inteligente para aumentar la cantidad de nutrientes disponibles para la planta. Otra operación a realizar ya desde la plantación es la poda: efectivamente, hay que cortar una parte de las ramas para facilitar el crecimiento de la mayor cantidad de brotes nuevos posibles. En cuanto a las condiciones generales de cultivo, hay que saber que el carpe puede sufrir con el calor del verano, por lo tanto es preferible colocarlo a media sombra, aunque puede tolerar la exposición a la luz solar. Para una plantación en seto uniforme hay que dejar un espacio de entre 50 a 60 cm entre cada árbol; un espacio de entre 1.50 y 1.80 m es suficiente para los setos libres.

El carpe también se puede cultivar en maceta; algunas especies incluso se prestan muy bien al arte del bonsái. Se recomienda llevar al interior lo árboles así cultivados, ya que están más expuestos a las heladas que los que crecen en la tierra. También se recomienda proteger las macetas en el caso de una temporada de fuertes lluvias, para evitar que el sustrato permanezca húmedo demasiado tiempo. La planta debe colocarse en semisombra en verano y a pleno sol el resto del año. La mejor época para el trasplante son los meses de febrero y marzo, antes del inicio del período de vegetación. Mientras que los ejemplares jóvenes deben ser trasplantados cada año, hacerlo cada tres años es suficiente para los ejemplares de más edad.

La poda del carpe

El carpe debe podarse idealmente por lo menos dos veces al año. La primera poda es una poda de formación. Tiene como objetivo dar a la planta la forma deseada, dejando sólo las ramas necesarias y dirigiendo la formación de los futuros ramos, y debe llevarse a cabo en invierno o principios de la primavera. La segunda poda se realiza entre agosto y septiembre. Es una poda de mantenimiento que interviene después del período de vegetación, en previsión a la llegada del el invierno. Para los árboles que ya hayan adquirido la forma deseada, la poda se limita generalmente a cortar los brotes nuevos dos veces al año. Si se quieren lograr formas difíciles se pueden utilizar estructuras de alambre para guiar los ramos. En el caso de los setos, hay que realizar podas severas los primeros años para fomentar una alta densidad de ramificación; la frecuencia de poda puede ser más frecuencia, de 2 a 6 veces al año si es necesario. Hay que evitar la poda durante los períodos de heladas y los momentos de exposición directa al sol en verano. La poda debe hacerse idealmente de arriba a abajo y desde el centro hacia fuera.

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Publicado en Grandes árboles por Alejo el 10 Jun 2011