La genciana es una planta con flores de la familia Gentianaceae, que crece tradicionalmente en las zonas montañosas. Aunque algunas de sus especies se cultivan como anuales o bienales, la genciana es generalmente una planta perenne que florece de mayo a octubre. Algo difícil de cultivar, esta magnífica planta alpina necesita un suelo y un clima adecuados para poder crecer.

Muy extendidas en los Alpes y los Pirineos, las gencianas son plantas que toman su nombre de Gentius, un rey de la antigua provincia romana de Iliria que descubrió sus propiedades medicinales. Originiarias de regiones montañosas y templadas, las gencianas se presentan en una multitud de especies, la gran mayoría de las cuales se consideran perennes. Aunque son conocidas principalmente por sus suntuosas inflorescencias azules, las gencianas pueden dar flores de color rosa, amarillo o blanco, dependiendo de la especie. Entre las especies más populares pueden mencionarse la tradicional \”Gentiana acaulis\”, apreciada por sus bellos tonos azules, la \”Gentiana punctata\” y la \”Gentiana lutea\”, reconocible por su porte alargado y sus delicadas flores amarillas. Por su floración muy abundante, las gencianas son plantas ideales para macizos de jardín. Sin embargo, las especies más resistentes se adaptan también perfectamente a suelos calcáreos y rocallas, adornando así los muretes de los jardines con su follaje brillante y sus colores vivos. Lamentablemente, las gencianas son plantas bastante exigentes que necesitan un suelo y un clima específicos para prosperar fuera de las regiones alpinas.

Cómo plantar gencianas

La plantación de gencianas puede realizarse desde principios de la primavera, y la floración tiene lugar algunas semanas después. Para prosperar, las plántulas deberán ser plantadas en la tierra en un suelo rico y húmedo, ligeramente ácido y enmendado con humus. Será esencial asegurarse primero vez que la tierra esté bien drenada. Aunque la genciana se beneficia mucho de la luz del sol, es bueno saber que una exposición solar demasiado directa y prolongada tendrá efectos negativos, y por eso conviene más bien privilegiar los lugares frescos y ligeramente a la sombra. Para la realización de un macizo asegúrese de dejar intervalos regulares de veinte a cuarenta centímetros entre cada planta para no perjudicar su desarrollo y lograr un resultado más armonioso en la floración. Una vez plantadas, las gencianas deben regarse con regularidad hasta que estén bien robustas.

Mantenimiento de gencianas

Si se cumplen todas las condiciones necesarias para su adecuado desarrollo, las gencianas no requieren un mantenimiento excesivamente estricto. Las especies resistentes cultivadas en un suelo calcáreo o rocoso, por su lado, no necesitan ser regadas de manera abundante. De todas formas, sea cual sea la especie elegida las gencianas requerirán ser regadas con bastante regularidad para que la tierra no se seque demasiado. Si se vuelven demasiado invasivas, se puede realizar un aclareo de vez en cuando durante la floración para darles un aspecto más prolijo y atractivo. Por otro lado, si bien las gencianas son plantas alpinas no soportan demasiado bien los inviernos duros y los fríos extremos. Del mismo modo, también sufren con el exceso de humedad, que puede dañar considerablemente sus raíces. En consecuencia, será necesario proteger las plantas adecuadamente desde el final del otoño para evitar que perezcan. Por último, cabe señalar que las gencianas suelen ser plantas resistentes a las enfermedades, excepto cuando el suelo está mal drenado y es demasiado húmedo. En este caso, las plantas pueden ser vulnerables a ataques de hongos que les sean fatales. Para evitar esto hay que asegurarse de que la tierra no esté demasiado húmeda, y así impedir todo desarrollo intempestivo de champiñones.

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Publicado en Plantas vivaces por Alejo el 01 Aug 2011