Una planta necesita principalmente luz, agua y nutrientes. Estos nutrientes están presentes en el suelo, pero puede suceder que haya pocos o que exista poca cantidad de cada uno, lo que hace necesario el uso de fertilizantes. Tanto si es químico como si es orgánico, un buen fertilizante debe imperativamente aportar los nutrientes necesarios para el desarrollo de los vegetales, en cantidades satisfactorias.

Cada planta necesita nutrientes. Debido a la escasez o a la falta total de nutrientes, el vegetal puede tener deficiencias, marchitarse y morir. Para remediar esto se utiliza fertilizante, que proporcionará a la planta los nutrientes que necesita.

Los nutrientes

Una planta necesita sobre todo potasio, nitrógeno y fósforo. Estos elementos deben necesariamente estar presentes en el abono pero, de acuerdo a cada tipo de planta, las necesidades de cada componente pueden ser mayores o menores. Así, las plantas con un follaje importante tienen una mayor necesidad de nitrógeno, que actúa en el desarrollo de hojas y tallos. Las plantas cultivadas por sus flores y/o sus frutas, por su parte, necesitan mucho más fósforo. Por último, para que una planta esté llena de vigor y tenga buena salud debe disponer de potasio, necesario para la floración y la fructificación. Así, un buen fertilizante debe proporcionar una cantidad suficiente de estos elementos.

Tanto las plantas como los microorganismos presentes en el suelo, después de haber asimilado los nutrientes, producen ácido naturalmente. Como los fertilizantes hacen que más nutrientes se encuentren disponibles, la cantidad de ácido producida también aumentará. El calcáreo restablece el equilibrio químico del suelo, y el agua del grifo que se utiliza para el riego contiene esa sustancia, debido a los diferentes tratamientos que ha recibido. En ese caso hay que optar por fertilizantes acidificantes. Si usted utiliza en cambio agua de lluvia, un abono poco o nada acidificante más adecuado, teniendo en cuenta que la presencia de calcáreo es menor.

El último criterio a considerar al elegir el abono es su forma. En efecto, los fertilizantes comerciales vienen en varios formatos sólidos (polvo, tabletas, bastoncillos o briquetas) y en estado líquido. Usted debe saber que la planta asimila el agua muy rápidamente, de modo que un fertilizante líquido o un fertilizante diluido en agua de riego serán absorbidos antes que un fertilizante sólido, que se disuelve más lentamente pero ofrece en cambio una nutrición constante y más equilibrada a planta.

Los diferentes tipos de abono

Los abonos minerales o químicos son fertilizantes sintéticos fabricados a partir de sustancias químicas o de material orgánico (fosfato natural, basalto, piedras o algas calcáreas) que han sido sometidos a reacciones químicas. La ventaja de este tipo de fertilizante es que es concentrado y es directamente asimilado por las plantas, ya que contiene los nutrientes que la planta necesita. Sus efectos son casi inmediatos, por lo que se recomienda su uso para el tratamiento de las plantas enfermas y/o con carencias. Sin embargo, debido a su alto nivel de concentración, es importante que la dosificación sea correcta, ya que las sustancias químicas irán a parar a la planta misma, lo que puede volverla más o menos inapta para el consumo. También sucede que no todas las sustancias químicas serán asimiladas, y su exceso puede dañar tanto a la planta como al terreno. De hecho, la abundancia de productos químicos daña la planta, destruye los microorganismos y seca y empobrece el suelo. Además estos elementos infiltran y contaminan las aguas subterráneas y arroyos.

Los fertilizantes orgánicos contienen componentes completamente biológicos, sin ningún tipo de agregados o aditivos, y no fueron sometidos a ninguna reacción química artificial. Estos abonos están hechos a partir de elementos de origen vegetal (algas, remolacha), animal (estiércol, guano, etc.) o mineral (cenizas, rocas). Estos fertilizantes contienen los nutrientes que la planta necesita pero en un estado más bruto, porque deben ser procesados ​​y descompuestos por los microorganismos para ser asimilados por las plantas. Esto hace que la planta disponga en el mediano plazo de una reserva utilizable de sustancias nutritivas. Por otra parte, el abono orgánico también tiene la ventaja de poder ser totalmente absorbido por las plantas y microorganismos, dando lugar a un suelo rico. Por otra parte, Como consecuencia de la absorción completa de las sustancias químicas naturales, la contaminación es casi nula.

Comprar o producir sus abonos

En los comercios pueden encontrarse tanto fertilizantes químicos como orgánicos. Estos abonos comerciales tienen la ventaja de estar prácticamente listos para el empleo, y algunas veces están asociados con un herbicida o un insecticida. También es posible producir su propio fertilizante, y esto no requiere mucha inversión. Entre los abonos caseros podemos mencionar el compost, que se obtiene a partir de la fermentación de desechos domésticos, y el purín de ortigas. También se pueden cultivar plantas de crecimiento rápido, que luego hay que cortar y enterrar en el suelo. Estos vegetales se transforman en abono al descomponerse. Los fertilizantes obtenidos por este método son 100% naturales.

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Publicado en Los productos para el jardín por Alejo el 14 Jun 2011