Para desarrollarse correctamente, una planta necesita nutrientes como las sales minerales, que obtendrá del suelo. Sin embargo, si el suelo no puede proveer estos nutrientes, será necesario hacer una enmienda para evitar una muerte segura del vegetal. Igualmente, hay que saber que el tipo de fertilizante a utilizar se definirá en función de la naturaleza de la planta y de la calidad del suelo.

Un suelo fértil es un suelo capaz de proporcionar todo lo que necesitan las plantas para su desarrollo. Si este no es el caso, el uso de fertilizantes es necesario para mejorar el contenido nutricional del suelo, o simplemente para hacerlo más fértil. Según los expertos, los tipos de suelos son diversos y variados, y su clasificación parece difícil de establecer hasta el momento. Sin embargo, los suelos se distinguen por su composición química y orgánica. En términos químicos, la fertilidad del suelo se determina en función de su capacidad de absorción, es decir la capacidad de los iones minerales para unirse a los coloides. Así, podemos distinguir los suelos ácidos, neutros y básicos. En consecuencia, debemos mejorar la calidad del suelo con diversas sustancias para aumentar o reducir su contenido de tal o cual elemento químico a fin de permitir el desarrollo de un cultivo determinado. El carácter biológico del suelo, por su parte, depende de su tenor en humus, que no es otra cosa que la mezcla de materia orgánica descompuesta. Decimos entonces que un suelo es rico cuando su contenido en humus es importante. El agricultor siempre podrá, en caso de necesidad, modificar el suelo para obtener un mejor rendimiento de sus cultivos. Así, el estudio de la composición química y biológica del suelo ayudará a saber cómo compensar las deficiencias nutricionales y obtener de esta forma un mejor rendimiento de los cultivos.

Los tipos de abono

Los fertilizantes son sustancias que las plantas necesitan para crecer. Estas sustancias se encuentran naturalmente en el suelo, de donde son obtenidas por la planta. Hay dos tipos de abonos: los orgánicos y los minerales.

Los fertilizantes orgánicos provienen de la descomposición de organismos vivos o de sus desechos, que incluyen el estiércol de vaca, la orina de cerdo, la turba y las heces de las aves de corral. Es posible tanto obtener estos abonos en el mercado como fabricarlos uno mismo. Es el caso por ejemplo del compost, que se obtiene después de la fermentación de los residuos en un contenedor. Los fertilizantes orgánicos liberan los nutrientes lentamente y de manera constante, a diferencia de los fertilizantes químicos, que tienen un impacto rápido proveniente de las reacciones químicas casi inmediatas. Dependiendo de su composición, se pueden encontrar fertilizantes nitrogenados, fosfatados, potásicos o provenientes de una mezcla de estos tres elementos. Sin embargo, a pesar de que estos fertilizantes son esenciales, su mal uso puede causar un resultado contrario al buscado.

Cómo utilizar fertilizantes

Para utilizar eficazmente un abono, es necesario tomar ciertas precauciones. En primer lugar, se debe disponer de un instrumento para medir la acidez o pH del suelo. Esto permitirá, sobre la base de las deficiencias del suelo, elija el abono correspondiente. Es importante no sobrepasar las dosis prescritas y, sobre todo, respetar el período de aplicación del fertilizante. Como todos los productos, y especialmente cuando se trata de productos químicos, es necesario contar con un equipo de protección adecuado que incluya guantes, botas, gafas, recipientes, etc. Hay que tener cuidado de no aplicar el abono directamente en las raíces o las hojas de la planta para no correr el riesgo de quemarlas. El fertilizante puede ser aplicado de diferentes maneras, ya sea por aspersión o a través del uso de palas y otros equipos.

Algunos de los riesgos relacionados con el uso de fertilizantes

Hay algunos riesgos relacionados con el uso de fertilizantes que es bueno conocer. A causa de una sobredosis, por ejemplo, el suelo puede sufrir efectos adversos y empobrecerse por completo. Por otra parte, los fertilizantes tienen un efecto negativo sobre la fauna y microfauna de los suelos. Además, la aplicación frecuente de enmiendas puede contaminar las aguas subterráneas y el suelo.

Por lo tanto, para evitar el uso excesivo de fertilizantes y, sobre todo para evitar la destrucción del suelo, es mejor utilizar técnicas naturales, que preservan el ecosistema. Así, podemos dejar la tierra sin cultivar durante algún tiempo para que pueda regenerarse, o no plantar los mismos productos cada temporada. Por otro lado, para preservar la naturaleza debemos evitar el uso de fertilizantes químicos.

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Publicado en Los productos para el jardín por Alejo el 14 Jun 2011