La elección del césped no debe realizarse al azar; bien por el contrario, es necesario saber qué tipo nos resultará más conveniente. Por desgracia, no alcanza con elegir las semillas indicadas para tener éxito: también hay que saber preparar bien el terreno, elegir el período de siembra que aumente las posibilidades de éxito y, finalmente, realizar el mantenimiento adecuado una vez que el césped ya haya crecido.

Antes incluso de ir a comprar las semillas se debe determinar qué uso se le dará al césped y cuál será su emplazamiento. El conocimiento de estos dos parámetros facilitará enormemente el resto de las decisiones a tomar.

La elección del césped

El césped inglés es especialmente recomendable por su estética; para césped decorativo entonces, es mejor optar por esta gama. Si usted planea utilizar el césped como terreno de juego o lugar de paso, es mejor sembrar una especie resistente al pisoteo como la poa de los prados, muy utilizada en terrenos de fútbol. El césped rústico es apto para todos los tipos de suelo, y si la zona a cultivar crecer continuamente recibe permanentemente los rayos del sol, el césped mediterráneo rústico es lo ideal. Para las zonas menos soleadas, en cambio, conviene elegir alguna de las variedades que se desarrollan bien con sombra.

Preparación del terreno

El primer paso es eliminar la vegetación existente; para poder sembrar al cabo de tres semanas, los herbicidas a base de glifosato son los más prácticos. Una vez eliminadas las malas hierbas, nutra el suelo en profundidad, mediante un abonado de fondo o una enmienda si es otoño y a través de un abonado de siembra si es primavera. Por lo menos una semana antes de la siembra, labre la tierra hasta 20 cm de profundidad con una motofresadora o simplemente con una laya. A continuación, utiliza un rastrillo de mano para nivelar, remover escombros y romper los terrones. La calidad de la siembra dependerá principalmente de un nivelado bien realizado. Luego hay que tapar los agujeros con una pala y nivelar el suelo, por último rollo de la tierra, despedregar de nuevo y por último rastrillar la superficie. Se aconseja repetir varias veces esta serie de operaciones para obtener de 2 a 3 cm de tierra fina, favorable para la siembra.

Métodos de siembra

Comience mezclando las semillas en la caja y marque líneas de siembra para no correr el riesgo de sembrar dos veces en algunos lugares y olvidar otros. Para ello, haga trazos horizontales y verticales de un extremo a otro. Siembre la mitad de las semillas en un sentido y la otra mitad en la dirección opuesta, aumentando la cantidad sembrada en los bordes para lograr una bordura más densa. También es aconsejable agregar directamente repelente de hormigas a las semillas. Una vez sembradas las semillas es esencial cubrirlas ligeramente con no más de 1 cm de tierra para no ahogarlas. Igualmente, asegúrese de que las semillas no se amontonen. Para favorecer el contacto entre las semillas y el suelo, nivele el sueco en seco; las semillas germinarán entre dos a tres semanas.

El cuidado del césped

Espere a que el césped alcance los 10 cm de altura antes de realizar la primera poda. Asegúrese de que la hoja esté bien afilada y pode a partir de 5 o 6 cm. De manera excepcional, pase el rodillo para favorecer el contacto de la raíz con el suelo. Se desaconseja fuertemente la poda cuando el césped cuando está mojado, y siempre hay que verificar que las cuchillas estén afiladas. Desde el comienzo del invierno el crecimiento se hace más lento, por lo que la poda no es útil y se desaconseja en ese período. Para evitar la aparición de musgo y la formación de humus, no olvide retirar los residuos después de la poda. En verano, opte por regar luego de la caída del sol con un rocío fino y una cantidad adecuada para una humidificación en profundidad. Una vez al año, airee y trate el césped con un producto contra el musgo y repueble regularmente las zonas dañadas.

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Publicado en Guía del césped por Alejo el 14 Jun 2011