Valorado por sus inflorescencias fragantes y su porte majestuoso, este pequeño arbusto caducifolio ilumina maravillosamente los jardines con sus bellos colores mientras dura la primavera. Fácil de cultivar, la lila tiene sin embargo algunas exigencias que conviene respetar para un cultivo exitoso.

Siempre asociada a la primavera, la lila es un arbusto que viene en muchas variedades. Muy perfumadas, las flores de las diferentes especies pueden ser simples o dobles. Con sus magníficas inflorescencias de color delicado, la lila es un arbusto particularmente adecuado tanto para macizos como para setos floridos. Para espacios más restringidos, también existen algunas variedades más pequeñas que se pueden cultivar en macetas en el balcón. Por supuesto, la lila puede combinarse con otras plantas ornamentales de flores coloridas para crear más contraste. Sin embargo, este pequeño arbusto, bastante exigente, necesita absolutamente tener el espacio necesario para desarrollarse. Por lo tanto, si su jardín no es muy grande es mejor no combinar la lila con otras especies: a medida que crezca, el arbusto se irá extendiendo y prosperando, y decorará su jardín con sus suntuosas inflorescencias.

Cómo plantar la lila

En el momento de la elección de la plántula, opte por una lila en maceta, cuyas raíces estarán protegidas por arpillera o tela de yute. Asegúrese también de que tenga aproximadamente ocho ramas y de que las raíces estén ya bien pegadas al cepellón. Las lilas compradas en macetas pueden plantarse desde la primavera hasta el otoño, gracias a que se enraízan bien. Antes de plantarlas, conviene elegir un rincón del jardín que cuente con un buen grado de exposición solar. En cuanto a la tierra, tres condiciones son indispensables para un cultivo exitoso: debe estar suelta (no compactada), ser de carácter neutro y estar preferentemente bien drenada. Para proceder a la plantación alcanza con cavar un hoyo de aproximadamente 30 cm y depositar allí la mata con cepellón, previamente humedecida para no dañar las raíces. La tierra podrá entonces ser enriquecida con un fertilizante orgánico adecuado para la planta. En el caso de una plántula de raíz desnuda, no hay que esperar demasiado tiempo antes de plantar. Por ende, desde el comienzo de la primavera habrá que acortar las raíces más desarrolladas ante de plantar el arbolillo. Por otra parte, también es conveniente añadir abono a la tierra para obtener un resultado óptimo.

El mantenimiento de la lila

Después de haber sido plantado, el arbusto joven debe ser regado regularmente durante algunas semanas. Durante los primeros años es importante regar con agua suficiente en verano, ya que esto fomenta el desarrollo de la raíz. Sin embargo, también es esencial no regar con demasiada frecuencia antes de la temporada estival para no causar la muerte de la planta. Fácil de mantener, la lila no requiere mucho cuidado una vez que se ha plantado. Las únicas precauciones indispensables son asegurarse de que la planta joven reciba un suministro anual regular de abono orgánico, por un lado, y en segundo lugar podar el arbusto cuando se haya terminado la floración para favorecer la renovación de los brotes y un período de vegetación productivo. Recuerde también que es preferible realizar un mantenimiento de la lila a lo largo de la temporada eliminando las hojas muertas, las flores marchitas y las ramas secas. Es importante tener cuidado de no suprimir los brotes jóvenes que florecerán en la primavera siguiente. Por último, tenga en cuenta que la lila a menudo puede ser víctima de la cochinilla, una oruga que chupa la savia del arbusto. El método más eficaz para luchar contra este insecto sigue siendo el insecticida, que habrá que rociar en las hojas, tallos y ramas.

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Publicado en Arbustos florales por Alejo el 09 Jun 2011