Constituido por plantas de crecimiento rápido, el abono verde es un cultivo temporario que sirve para mejorar la calidad del suelo en previsión del cultivo siguiente. Este abono 100 % natural permitirá fertilizar el suelo. Se trata de un fertilizante muy de moda, debido a que es a la vez económico y ecológico. Sin embargo, pocas personas saben que los abonos verdes están hechos con plantas que pueden cultivarse en el jardín.

Para que el suelo sea fértil y productivo es conveniente enriquecerlo, ya que las plantas que crecen en él absorben todos los nutrientes. Por esta razón, la adición de fertilizantes es esencial, ya sea durante el período de cultivo o cuando esté en barbecho, según sea necesario. A diferencia de los fertilizantes químicos, los abonos verdes son totalmente inofensivos. En efecto, los primeros pueden producir intoxicaciones alimentarias y llevar al agotamiento del suelo en el largo plazo, mientras que los segundos son totalmente inofensivos y son benéficos para el terreno. El principio de acción de los abonos verdes es simple: se trata de plantas que se siembran y hacen germinar para luego cortarlas y mezclarlas con en la tierra para nutrirla y enriquecerla la misma. Por supuesto, no todas las plantas cumplen eficazmente este rol: en las líneas siguientes encontrará algunos consejos para obtener el máximo beneficio de este tipo de fertilizante totalmente orgánico.

Las ventajas de los abonos verdes

La primera ventaja de las plantas utilizadas como abono verde es que permiten conservar los nutrientes de la tierra en barbecho o desocupada entre dos cultivos. En efecto, estas plantas de crecimiento rápido se cortan poco tiempo después de que hayan crecido para ser inmediatamente enterradas, lo que permite que los nutrientes regresen a la tierra. En segundo lugar, el impacto positivo de los abonos verdes en el medio ambiente y la salud es innegable, ya que son orgánicos y no tienen efectos nocivos sobre las aguas subterráneas y los alimentos, a diferencia de los fertilizantes químicos. En tercer lugar, el uso de abonos verdes contribuirán a aflojar un suelo predominantemente arenoso, y luchar en consecuencia contra la erosión. Por otra parte, en tiempos de lluvia las raíces de estas plantas de crecimiento rápido permitirán retener tierra que podría haber desaparecido con las aguas de escorrentía si se hubiera dejado el suelo desnudo. De esta forma, estos cultivos cumplen un rol similar al que tienen los árboles en la conservación forestal. Por último, pero no menos importante, los abonos verdes ayudan a luchar con eficacia contra la proliferación de las malas hierbas, pesadilla habitual de los jardineros. En resumen, este tipo de fertilizante es útil en más de un sentido.

Abono verde: manual del usuario

Muchas variedades de plantas pueden servir como abono verde, pero las más utilizadas son la col, la mostaza, el nabo, la colza, el alforfón , el trébol rojo, el trébol de olor, la alholva, el haba, la facelia, el raigrás anual, la consuelda, la ortiga, la moha, cuyos brotes y semillas están disponibles en casi cualquier centro de jardinería. Para aquellos que opten por la colza, muy rica en nitrógeno y capaz de proporcionar una cobertura vegetal bien densa, hay que plantarla entre marzo y agosto, previendo unos 200 g de semillas por cada 100 metros cuadrados de terreno. Sin embargo, la colza sólo debe utilizarse para un barbecho rápido, ya que sus raíces son muy fuertes y puede ser difícil enterrarla luego de cortarla si llega a una altura superior a 80 cm. Para luchar contra los gusanos dañinos como los nemátodos, es aconsejable plantar mostaza blanca entre abril y septiembre. Hay que dejar pasar entre 6 a 8 semanas después de haber enterrado las plantas antes de retomar el cultivo para que la tierra pueda absorber los nutrientes de la mostaza. Para eliminar las malas hierbas y al mismo tiempo embellecer el jardín no hay nada mejor que la facelia, con sus hermosas florecillas violetas. Capaz de alcanzar un metro de altura en tan sólo unas semanas, la Phacelia tanacetifolia (tal su nombre científico) es también excelente para mejorar la estructura del suelo, y se planta desde mediados de julio hasta mediados de septiembre. Finalmente, para los aficionados al césped, el raigrás combinado con el trébol es muy decorativo y protege la tierra de las aguas de escorrentía. Ambas especies deben plantarse de marzo a octubre, no necesitan ningún mantenimiento específico: alcanza con pasar la cortadora de césped en el jardín de vez en cuando y eso es todo. Sin embargo, los expertos sugieren no mantener el raigrás más de 18 meses porque tiene la desafortunada tendencia a atraer numerosos gusanos e insectos dañinos. La rotación de cultivos es la mejor manera de aprovechar los abonos verdes y de cuidar bien de la tierra de su jardín o huerto.

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Publicado en Consejos de jardinería orgánica por Alejo el 23 Sep 2011