El mantenimiento de las rosas requiere de mucha paciencia y voluntad y comienza después de la plantación. Si los cuidados proporcionados no son los correctos, las rosas pueden fácilmente marchitarse y hasta morir. Para evitarlo, el mantenimiento debe ser realizado durante todo el año para obtener una bella floración. Como el cuidado de la planta no es obviamente el mismo en cada estación, hace falta conocer las diferentes técnicas específicas necesarias para su crecimiento.

El mantenimiento de los rosales es indispensable para un buen desarrollo de las flores. Las diferentes etapas del mantenimiento son los procedimientos habituales en el cuidado de una planta: poda, riego, bina, mulching, deshierbe y fertilización. Sin embargo, existen algunas diferencias en las técnicas y métodos que deben aplicarse.

El mantenimiento de rosales: las acciones habituales apreciadas por las plantas

Para obtener bellas flores y una larga persistencia hay que regar copiosamente los rosales durante el primer año y en el momento de la floración. De todas formas, es importante evitar mojar las flores y las hojas, que son frágiles y pueden quemarse con el sol (las gotas de agua magnifican sus rayos). El riego debe hacerse temprano en la mañana o después de la puesta de sol. De marzo a septiembre hay que proceder a la bina, rompiendo los bloques de tierra compacta que se hayan formado para que no impidan la penetración del agua de riego. En primavera hay que aplicar un acolchado o mulching de corteza de pino, que permitirá conservar la humedad y proteger las plantas eficazmente contra las malas hierbas. Para la fertilización del suelo hay que utilizar fertilizantes en forma líquida o granular, que hay que esparcir en la base de los rosales. El paso siguiente es binar moderadamente para que el abono se mezcle con la tierra; un puñado de fertilizante por planta será más que suficiente.

Los fertilizantes de acción lenta son ideales para segundas residencias. No permita que las malezas crezcan en la base de los rosales para evitar cualquier contaminación. Si a pesar de estas precauciones sus plantas se ven invadidas por insectos y parásitos o contaminadas con una enfermedad, recurra primero a tratamientos por métodos naturales antes de usar fórmulas químicas. Así, si las rosas son invadidas por cochinillas limítese a usar un algodón con alcohol para limpiar las partes infectadas. Una mezcla de detergente y alcohol en pequeñas dosis rociada sobre las partes infectadas puede ser igualmente eficaz. Con respecto a los pulgones, alcanza con utilizar agua jabonosa para limpiar las partes contaminadas. Si esta técnica no funciona, rocíe una mezcla de pelitre y agua y jabón sobre el rosal. Por último, si las hojas de los rosales presentan algunas manchas amarillas o marrones significa que las plantas tiene roya. Para solucionarlo, utilice un tratamiento con fungicida a razón de una aspersión cada tres semanas. Si los rosales están contaminados con la pudrición de la raíz, que seca el rosal hasta su muerte, la mejor solución es arrancar completamente la planta afectada y cambiar la tierra.

La poda de los rosales

La poda de rosales varía dependiendo de la naturaleza de la planta, aunque el principio sigue siendo el mismo. La operación consiste en eliminar las hojas muertas dispersas en los alrededores, suprimir las ramas mal situadas que puedan interferir con la eclosión de algunas flores y quitar los chupones, que no florecen. Esto permitirá conservar únicamente las ramas vigorosas y con buena salud. La poda no debe hacerse de cualquier manera. De hecho, hay que realizarla de manera oblicua, 1 cm por encima del brote. Por otra parte, cada especie de rosal requiere que se tomen algunas precauciones específicas para la poda. Así, hay que dejar hasta siete ramos principales en los rosales arbustivos, privilegiando los brotes nuevos rosales y manteniendo la altura del rosal a 20 cm. Para los rosales llorones y los trepadores que crecen en altura y hacen eclosión más de una vez por año, es aconsejable conservar entre 3 y 5 ramos principales, cortando los brotes laterales a una altura de 30 cm. En el caso de los rosales trepadores que no crecen en altura y que hacen eclosión una sola vez al año, deben conservarse 7 ramos principales y cortar los ramos laterales a partir de la segunda yema. Los rosales arbustivos sólo necesitan ser podados 3 a 4 años después de la plantación. Para los rosales de más edad alcanza con quitar las ramas y hojas muertas, así como las que impidan el movimiento de los ramos. Este tipo de rosales no deben ser podados demasiado a menudo.

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Publicado en Los rosales por Alejo el 02 Sep 2011