Originario de Irán y Afganistán, el almendro es un árbol que, como su nombre lo indica, produce almendras (al final del verano). Mucho más fuerte que lo que podría pensarse, tolera bien ser cultivado en las regiones frías. Apreciado por su floración temprana, el almendro es sin embargo uno de los árboles frutales menos fáciles de cultivar, debido a las muchas exigencias que plantea.

El almendro se cultiva principalmente por la alta calidad nutricional de sus frutos, pero la belleza de su corteza y de su floración lo clasifican como uno de los árboles ornamentales más hermosos del jardín. Con sus doce metros de altura, el almendro adulto domina majestuosamente el área donde se desarrolla, lo que le permite embellecer los rincones más aislados con sus soberbio follaje caduco. El fruto del almendro es ampliamente utilizado en la industria cosmética para la elaboración de un aceite suave y beneficioso para la piel tanto de niños como de adultos. En la cocina, las almendras forman parte de la composición de muchas recetas. En el jardín, el cultivo del almendro puede a veces ser mucho más problemático de lo que pensaríamos.

Cómo plantar el almendro

Como la gran mayoría de los árboles, el almendro sólo puede crecer en suelos profundos con buen drenaje. A diferencia de muchos de sus congéneres, sin embargo, es un árbol que tiende a apreciar los suelos más bien calcáreos. Por otra parte, es importante encontrar el grado de exposición al sol que le convenga más: si bien se beneficia de la luz y el calor, crece naturalmente mejor en lugares ligeramente a la sombra. Es entonces importante elegir un lugar en el jardín donde el árbol joven pueda crecer y prosperar en libertad, lejos de corrientes de aire y de vientos demasiado fuertes. Conviene esperar hasta el fin de los grandes calores del verano para la plantación, y llegado el momento realizarla en una tierra enmendada con abono. Luego de la plantación, y durante el primer año de su desarrollo, el almendro debe ser regado con regularidad para que pueda continuar su crecimiento en las mejores condiciones posibles. Muy resistente a condiciones climáticas extremas, el almendro no se distingue lamentablemente por su longevidad, en la medida en que rara vez supera el medio siglo. Sin embargo, su florecimiento temprano lo convierte en uno de los árboles más interesantes para cultivar: sus inflorescencias blancas anuncian desde el mes de febrero la llegada próxima de la primavera.

Cómo mantener el almendro

Durante los primeros dos o tres años de crecimiento, el almendro debe recibir cada semana un suministro suficiente de agua. Se recomienda especialmente enmendar la tierra con abono de manera regular para garantizar un cultivo exitoso. Por lo tanto, la tierra debe ser enriquecida antes de cada floración en primavera; la operación se repetirá en el otoño, después de la fructificación. Para evitar que el árbol sea víctima de virulentos ataques de hongos, asegúrese siempre de que la tierra no esté demasiado húmeda, ya que en caso contrario los hongos tendrán una mayor facilidad para desarrollarse y atacar el árbol. Por lo tanto hay que asegurarse de que el suelo no esté cubierto completamente con agua después del riego, y dejar que la tierra se seque bien antes de regar de nuevo. Para lograr obtener frutos para el final del verano, es importante que la floración no haya sido afectada por períodos de heladas o frío. De todas formas, con una atención regular, el almendro será un magnífico árbol ornamental que ocupará un lugar destacado en los vergeles y grandes espacios.

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Publicado en Plantación de frutales por Alejo el 14 Jun 2011