La salud de las plantas depende en gran medida del mantenimiento que se les aplique. Para un mantenimiento adecuado, es esencial trasplantar las plantas que desbordan y volver a plantar luego los brotes jóvenes. En primer lugar, hay que reunir los materiales necesarios para el mantenimiento, y después preparar el suelo que recibirá las nuevas plantas. Es sumamente importante regar bien luego del trasplante en tierra o maceta.

Varios factores pueden causar la muerte de las plantas, entre ellos la obstrucción del sistema radicular, las enfermedades, los parásitos, el ahogamiento del follaje o el empobrecimiento del suelo de plantación. Según el estado de la planta, el trasplante puede hacerse en tierra o en maceta. El trasplante en maceta puede realizarse en cualquier época del año, y es conveniente tanto cuando las raíces desbordan de la maceta como si se desea obtener más brotes de la misma planta. El trasplante en tierra, por su lado, puede realizarse para airear el sistema radical de la planta o para mover la planta a un nuevo suelo rico en nutrientes. Esta operación sólo debe realizarse en el período de reposo de la planta, entre el otoño y la primavera. Para ambos tipos de mantenimiento, necesitará macetas de barro o de plástico. Elija los modelos que tengan un receptáculo que permita mantener un mínimo de humedad. A continuación, utilice un plantador pequeño para trabajar con las macetas de menor tamaño y uno grande para las de mayores dimensiones. Los instrumentos cortantes indispensables son las tijeras de podar, que se utilizan para reducir ramos y follaje en el momento del trasplante a otra maceta para evitar la evaporación, un cuchillo para cortar las raíces supernumerarias y una laya para labrar la tierra. Recuerde utilizar tierra nueva para el trasplante de maceta. Para el trasplante en tierra, por su lado, hay que usar fertilizante para enriquecer el suelo. El cepillo es otro accesorio indispensable para limpiar con agua con cloro las macetas llenas de barro.

Cuándo y cómo trasplantar una planta de maceta

Una planta puede trasplantarse a otra maceta en cualquier momento, aunque lo ideal es hacerlo cuando las raíces sobresalen y empiezan a frenar y el crecimiento de la planta. Cuando las raíces crecen tanto es señal de que los nutrientes de la tierra fueron absorbidos sólo por las raíces a expensas de los otros órganos, lo que puede provocar que la planta se marchite. Para no llegar a ese punto, es aconsejable hacer un trasplante hacia otra maceta más amplia y profunda, teniendo cuidado de no enterrar las partes aéreas. Elija macetas dos veces más grandes que la planta, dejando de lado los recipientes de forma redondeada, cuya abertura es más bien estrecha. También es posible dividir la planta y plantar los dos ejemplares obtenidos en macetas diferentes. La operación de trasplante comienza por extraer la planta de su maceta. Sáquela tomándola desde la base del tallo (ni de más arriba ni de más abajo) para no dañarla. Luego corte las raíces que sobren y sumerja en agua las restantes durante unas horas para que se hidraten; esto aumentará su adherencia al suelo. Mientras las raíces se hidratan, prepare la nueva maceta. Si utilizará la misma, límpiela primero a fondo con agua con cloro, que matará los parásitos y evitará enfermedades. Si es necesario, sumerja el recipiente en la solución. Con un cepillo, frote las paredes y aclare de nuevo. Cuando la maceta esté limpia, coloque fragmentos de terracota y bolas de arcilla en el fondo. Estos dos ingredientes conservarán la humedad de las raíces y evitarán la obstrucción de la maceta. En lo que respecta a la tierra, se aconseja mezclarla con abono y turba para proporcionar nutrientes a la planta.

Cuándo y cómo trasplantar una planta en tierra

Para trasplantar una planta en tierra se necesita una laya, que será útil tanto para sacar la planta como para colocarla en el nuevo hoyo de plantación. El cultivo en tierra es la mejor solución para que la planta aumente sus dimensiones en condiciones óptimas. Para ello es necesario elegir un lugar espacioso en el que no impida el crecimiento de las otras plantas. Si se trata de una planta pequeña, recorte regularmente las raíces para que no invada el jardín; deje pasar dos años entre poda y poda. Para obtener una segunda planta hay que seccionar la primera, después de haberla desenterrado, para obtener una pequeña planta que tenga una yema, y luego hay que plantar este retoño en otra parte. Para conservar el ejemplar madre se lo puede volver a plantar en un agujero más profundo para para que las raíces permanezcan sanas, al igual que el resto de la planta. Dos días antes desenterrar la planta hay que haber regado abundantemente y podado las ramas invasoras. Para la extracción en sí, trace y cave un hoyo de un diámetro suficiente alrededor de la planta para poder sacarla sin dañarla. Si las raíces viejas son duras, córtelas con un hacha. Levante a continuación la planta y lleve un poco de la tierra en la que la planta creció al nuevo emplazamiento para facilitar la adaptación gradual. A diferencia de lo que sucede en el trasplante de maceta, no es necesario fertilizar el nuevo suelo. Una vez terminada la operación, hay que regar hasta que el suelo esté bien blando. Instale un tutor para que la planta crezca recta, sobre todo en los terrenos arenosos o expuestos al viento.

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Publicado en El cuidado de las plantas por Alejo el 14 Jun 2011