Remover la tierra del jardín es sumamente útil para obtener un suelo menos duro que permita que todas las raíces crezcan en profundidad y al mismo tiempo, y también para eliminar las malas hierbas. Asimismo, se puede aprovechar la operación para fertilizar el suelo mezclando la tierra con abono. Se trata además de una tarea que no presenta complicaciones, como podrá constatar leyendo los consejos que siguen.

Hay quienes optan por no remover la tierra del jardín antes de comenzar una plantación, mientras que otros confirman que una operación es necesaria para la buena preparación del suelo.

¿Por qué remover la tierra?

Si hubiéramos hecho esta pregunta a los agricultores de la antigüedad, seguramente se nos habrían reído en la cara. De hecho, hay muy pocas plantas (especialmente entre las que pueblan nuestros jardines) cuyas raíces sean lo suficientemente fuertes como para penetrar un suelo compacto no trabajado. Se trata de casos excepcionales, de allí la importancia de remover la tierra. En segundo lugar, layar permite airear el suelo para que la planta obtenga los gases necesarios para su crecimiento. La tercera razón es que esta operación es el momento perfecto para añadir fertilizantes, que podrán así penetrar profundamente en la tierra. Siempre se puede verter el abono en la superficie más tarde, pero es menos eficiente y mucho más lento que hacerlo desde el principio. El último motivo es que layar permite que el suelo tenga poros y cavidades para una mejor retención de agua.

Cuándo layar el jardín

Lo ideal es hacerlo cuando el suelo no esté ni demasiado seco ni demasiado húmedo, es decir en otoño y a comienzos del invierno. Hay que evitar remover el suelo cuando comience a congelarse y cuando empiece a nevar; sin embargo, si usted tiene un terreno ligero y arenoso podrá layar en cualquier época del año.

Cómo remover el suelo

Existen dos maneras de layar. Por un lado, están quienes piensan que cuanto más profundo se laye, mejor será para la humidificación y las transformaciones bioquímicas del suelo. Por el otro, quienes afirman por el contrario que revolver demasiado en profundidad puede alterar el equilibrio natural del suelo. Sin embargo, es posible llegar a un compromiso entre los dos, cavando zanjas de entre 30 y 40 cm de profundidad. A continuación hay que dejar a un lado la tierra extraída y agregar el fertilizante en el fondo de cada hoyo, para luego volver a poner la tierra, teniendo cuidado de darla vuelta con el fin de que la parte superior (con hierbas, plántulas, etc.) quede hacia abajo. Estas hierbas se degradarán junto al abono, produciendo compost. Lo mejor es utilizar una laya no muy pesada pero bastante puntiaguda y afilada para que se pueda enterrar en el suelo sin demasiada dificultad.

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Publicado en Tareas del huerto por Alejo el 27 Sep 2011