Las habas son plantas poco exigentes y fáciles de mantener. La siembra puede realizarse en tierra en el jardín, en un rincón soleado. La cosecha suele tener lugar dentro de los tres meses posteriores a la siembra. Una buena producción está casi garantizada si se siguen los consejos que se dan a continuación. También es importante saber que la técnica ideal para combatir a los pulgones sigue siendo el control biológico, por ejemplo a través de la cría de mariquitas.

El haba pertenece a la familia de las fabáceas, y a menudo es cultivada por sus semillas comestibles, del mismo nombre que la planta. Ricas en fibras, magnesio y proteínas, las habas pueden consumirse cocinadas o crudas, secas o frescas. Al igual que todas las leguminosas, las raíces del haba fijan el nitrógeno atmosférico gracias a la presencia de nódulos. Esta propiedad da a la planta la capacidad de enriquecer el suelo en el que crece. Para tranquilidad del horticultor aficionado, el cultivo del haba no es muy complicado, pero aún requiere atención y cuidado contra insectos devastadores de plantas.

Informaciones sobre las habas necesarias para su cultivo

Nativa del Mediterráneo, el haba es conocida bajo el nombre científico Vicia faba; cultivada desde la antigüedad, presenta diversas variedades. Las más conocidas son la Primabel, la \”Trois fois blanche\” o \”Driemaal wit\” (\”Tres veces blanca\”, de flores y semillas blancas tanto crudas como cocidas), el haba de Sevilla, la Red epicure y el haba de Agua Dulce (subvariedad del haba de Sevilla). El haba proporcionaba el alimento básico de los campesinos en Europa antes de la adopción de la patata. Es una planta leguminosa que crece en suelos frescos y profundos, en terrenos con una buena exposición al sol. Lo que se consume son sus semillas, que no son muy voluminosas. Si los pulgones son su principal enemigo, babosas y caracoles también pueden afectar su producción.

El cultivo de habas de acuerdo un calendario preciso

La reproducción se hace a través de la siembra, hacia el mes de febrero. Las semillas se siembran en un surco de unos 5 centímetros de profundidad. La distancia entre dos surcos debe ser de 40 cm, y la distancia entre las semillas de 10 a 12 centímetros. Las semillas se cubren con una capa de tierra uniforme y plana, de modo de evitar la acumulación de agua, que provocaría la pudrición de los granos. El despunte se observa aproximadamente 2 semanas después de la siembra. La siembra en surcos se puede hacer con una fuerte densidad de semillas, para disponer de plántulas de reserva a colocar en los lugares donde las semillas no hayan germinado. Se aconseja estimular el desarrollo de las vainas pellizcando la parte superior del sexto grupo de flores. La cosecha se efectúa de junio a agosto si las semillas fueron sembradas a finales de invierno, y entre mayo y junio para la siembra de otoño. Las vainas se cosechan cuando están casi maduras. La cosecha para obtener granos secos se realiza sobre las vainas que ya hayan pasado la madurez, y que se dejan en su lugar hasta que ennegrezcan.

El mantenimiento necesario para una buena producción

Al ser una leguminosa, el haba tiene la capacidad de absorber el nitrógeno del aire, lo que hace innecesario el suministro de fertilizantes nitrogenados o de estiércol. Es recomendable, en cambio, poner abono rico en potasio un par de semanas antes de comenzar el trabajo de siembra.
Otra operación útil es pellizcar los brotes, lo que estimula el crecimiento de las vainas de y también ayuda a combatir a los pulgones. La bina y la escarda, por su lado, deben llevarse a cabo con regularidad para luchar contra las malas hierbas, que pueden entrar en competencia con las habas. También se recomienda proceder al alomado de las plantas que hayan alcanzado los 15 centímetros y presenten vainas que estén empezando a crecer en tamaño. Esta operación tiene por objeto evitar que los tallos se hundan bajo el efecto del peso de las vainas. La plantación de rodrigones en los extremos de cada fila, por otra parte, es útil si el terreno está en una zona ventosa. Las plantas se mantendrán derechas a través de un hilo tendido de un lado a otro entre los rodrigones. El riego debe realizarse con regularidad para mantener la humedad del suelo. Un pajote ayudará reducir la evaporación del agua del suelo; en ese caso se puede reducir la frecuencia de riego.

Algunos consejos útiles

Se recomienda no plantar el haba en un suelo seco, ya que necesita la frescura de los suelos profundos. Las flores de las habas sufren con el frío, por lo que hay que asegurarse de que la floración no suceda durante las heladas de primavera. La intensidad de la floración influye en la producción de vainas; una perturbación de la primera causa una disminución de la segunda. El uso de túneles de plástico es una alternativa para proteger las flores del frío.
Con respecto a la conservación de las habas, las que no estén peladas aún se pueden almacenar en el congelador.

También es importante saber que la plantación precoz de las habas ayuda a prevenir los ataques de insectos como los pulgones. Es igualmente aconsejable plantar algunas semillas de capuchinas junto a las habas, ya que esto permite el control biológico de los insectos sin necesidad de utilizar productos químicos. Por último, tenga en cuenta que no se deben plantar juntas hortalizas de la misma familia. En consecuencia, las habas no deben ser cultivadas cerca de por ejemplo las judías, ya que se trata de leguminosas en ambos casos.

Entradas relacionadas:

  1. Plantación y mantenimiento de cerezos: técnicas eficaces para obtener una buena producción
  2. Cómo organizar la actividad anual del jardín para una buena producción
  3. Técnicas para el cultivo y mantenimiento de helechos
  4. La poda del olivo, un mantenimiento necesario para mantener el árbol sano y asegurar su producción
  5. Técnicas útiles para plantar y cultivar calabacines con éxito

Publicado en Crear un huerto por Alejo el 15 Jun 2011