Las judías de enrame son las variedades trepadoras de la especie Phaseolus vulgaris, una hortaliza originaria de América del Sur y América Central. Más allá de este origen, desde la llegada de los españoles se han extendido con éxito a otros continentes, particularmente Europa. Su plantación y su mantenimiento, que deben realizarse de manera muy metódica, requieren el cumplimiento de algunas condiciones. Asimismo, es importante luchar contra diversos insectos y enfermedades, que impiden el correcto desarrollo de las judías de enrame.

La judía de enrame es una planta trepadora que suele enrollarse alrededor de un poste, y su propagación se realiza a partir de la germinación de semillas. Bien cuidada, esta planta puede dar varias cosechas. Sin embargo, hay que saber eliminar los áfidos (pulgones) y moscas que pueden diezmarla.

La plantación de judías de enrame

El cultivo de judías de enrame no siempre es fácil, ya que requiere mucha atención y control a nivel del suelo, pero también en lo que respecta al suministro de fertilizantes. Como su nombre indica, las judías de enrame, de vara o de tallos trepadores necesitan la presencia de estacas, palos gruesos afilados en un extremo y clavados previamente en la parte del terreno elegida para el cultivo. Cada estaca deben inclinarse hacia adelante, de manera tal que se cruce con la de enfrente. Después de haber colocado firmemente las estacas para que puedan resistir hasta los vientos más violentos, es necesario garantizar que el suelo tenga una buena temperatura (de 18 a 25ºC), ya que el calor es propicio para el desarrollo de las judías. Una vez reunidas estas condiciones se podrán sembrar las semillas en hoyos de 3 a 4 cm de profundidad cavados alrededor de las estacas, que luego habrá que cubrir con una ligera capa de arena. No es muy conveniente regar el suelo antes de las plántulas despunten, pero cuando aparezcan los brotes habrá que aporcar y luego regar de dos o tres veces a la semana.

Las judías de enrame son legumbres que crecen bien en compañía de otras hortalizas. Así, es conveniente cultivarlas junto a pepinos, endivias, espinacas y calabacines, por ejemplo. Sin embargo, cebollas, guisantes, el ajo y puerro no son muy buenos vecinos para ellas. La cosecha (en etapas sucesivas) podrá realizarse después de sólo 10 a 12 semanas. Una vez terminada la cosecha no hay que descuidar sus plantas: siga ocupándose de ellas y obtendrá otra floración que le dará más judías. Luego de la segunda cosecha hay que quitar las plantas cortándolas a ras del suelo, ya que las raíces que permanezcan plantadas en la tierra servirán como fertilizante gracias a su contenido en nitrógeno. Por último, hay que tener en cuenta que el cultivo de judías de enrame es útil para los que lo practican, ya que podrán comercializar o degustar hortalizas tiernas y deliciosas. Las judías de enrame se suelen consumir hervidas.

El mantenimiento y el calendario de cultivo de las judías de enrame

El primer paso es elegir la porción de tierra en la que se llevará a cabo el cultivo, que habrá que remover durante 2 o 3 semanas para eliminar las malas hierbas y restaurar la vida de los nutrientes antes dejarla reposar. Esta tarea debe realizarse desde principios de febrero hasta finales de abril, luego de lo cual deberán colocarse estacas con una distancia de un metro entre ellas y cruzándose de dos en dos como se describe más arriba. La siembra puede realizarse desde finales de mayo hasta principios de junio. Hay que favorecer la rápida germinación de las semillas verificando que no estén demasiado cubiertas de tierra. En julio habrá que proceder a la aporcadura para proteger a las plantas jóvenes y arrancar las malas hierbas a su alrededor y en todo el campo. La primera cosecha está prevista para finales de julio, y en general se producirá otra floración que permitirá tener otra vez judías. En octubre hay que sacar las plantas, quitar las estacas del campo y remover la tierra, sin olvidarse de suministrar fertilizantes para enriquecerla. Los trabajos deben detener en noviembre para dar un descanso a su parcela.

Cómo evitar enfermedades e insectos dañinos para las judías de enrame

Al igual que otras hortalizas, las judías no son inmunes a las enfermedades causadas por sus muchos enemigos. De hecho, las judías pueden ser atacadas por múltiples insectos, y si no se toman medidas se corre el riesgo de terminar con una cosecha con deformaciones o alteraciones. El frío es una amenaza para estas fabáceas, ya que disminuye el crecimiento de las plantas. Por ende, es necesario realizar la plantación durante una estación seca; verter extractos de alga o purin de cola de caballo sobre las plantas acelerará su desarrollo. En cuanto a los pulgones, se los puede alejar esparciendo tierra de infusorios sobre las plantas y en los espacios libres, o sembrando judías rojas cerca de las judías de enrame. Para luchar contra la mosca de la semilla (Delia platura) es útil diseminar caliza marina o harina de basalto. Finalmente, el purin de ortiga se puede utilizar para regar los primeros brotes con el fin de luchar contra los hongos. Otra estrategia de lucha consiste en plantar Tagetes en el campo de judías.

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Publicado en Hortalizas de verano por Alejo el 06 Oct 2011