El melón es una planta nativa de África. Muy apreciada, producirá deliciosos frutos perfumados en el huerto, siempre que se cumplan un mínimo de reglas básicas para su cultivo. Estas normas incluyen respetar un calendario anual de cultivo bien definido, disponer de un suelo adecuado y enriquecido y utilizar un procedimiento de plantación eficaz.

Antes de cultivar melones, es indispensable asegurarse de que las condiciones climáticas del terreno previsto a tal efecto son propicias para el desarrollo de la planta. Hay que saber entonces que los melones crecen mejor en un ambiente cálido de entre 18 y 22 ° C. La temperatura mínima que pueden soportar es de aproximadamente 12° C; con menos que esto, cualquier tentativa de cultivo estará condenada al fracaso. Por este motivo es recomendable realizar la siembra entre marzo y mayo en invernadero con calefacción, en mayo y junio en túneles de plástico y entre junio y septiembre en el huerto. Se debe preferir una zona soleada y evitar salpicar las hojas durante el riego. En el caso de los cultivos en invernaderos calefaccionados o en túneles de plástico, es importante verificar que la temperatura no suba demasiado, para no correr el riesgo de que la planta se marchite. Existen actualmente diversas variedades de melón: cantalupo (con su variantes charentais, de Bellegarde, Santon y Vine Peach), persa o de Montreal, Oka, Ogen, Piel de Sapo, Honey Dew y Emerald Gem.  Cada país productor posee además muchas otras variedades propias (España entre ellos, gran exportador).

La técnica para el cultivo del melón

Para el cultivo en invernadero con calefacción entre marzo y mayo, y en túneles de plástico entre mayo y junio, es necesario comprar macetas con tierra listas para usar. También es posible prepararlas uno mismo, asegurándose de que sean de 8 cm de diámetro y contengan una mezcla de   50 % de tierra de jardín y 50 % de mantillo. Una vez listas las macetas, se deben colocar 3 o 4 semillas en cada una, a 1 o 2 cm de profundidad. No olvide apisonar bien y regar de manera abundante. Luego de unas semanas, conserve sólo la plántula más fuerte.

Para el cultivo inmediato en huerto, la tierra natural donde se cultivarán los melones debe haber sido trabajada, bien drenada e incluir mucho humus (capa superior del suelo formada por materia orgánica descompuesta). En el momento del arado, se debe prestar especial atención a mezclar con la tierra abono muy rico en potasio, en una proporción de 5 kg/m². En el momento de la siembra, entre junio y septiembre, hay que cavar hoyos de 40 cm de ancho y 40 cm de profundidad, separados por 80 cm. A continuación hay que proceder a la siembra de 5 a 6 semillas a 1 ó 2 cm de profundidad en cada agujero, apisonar bien y regar abundantemente. Hay que tener cuidado de no mojar las hojas, ya que esto podría generar hongos dañinos. También es importante conservar la humedad cubriendo la tierra con paja o césped cortado, cuidadosamente repartido alrededor de la base de la planta (operación conocida como pajote, acolchado o mulching).

El mantenimiento y la cosecha del melón

Unas semanas después de la siembra, cuando las plántulas presentan dos hojas y dos cotiledones (hojas nuevas pequeñas en la base de la planta que están a punto de convertirse en hojas), es necesario intervenir. Comience por quitar los dos cotiledones desde sus bases y cortar la cabeza de la planta a media altura, conservando sólo la parte restante y las dos hojas superiores. El objetivo de esta operación es favorecer el desarrollo de dos nuevas ramas en las axilas de las dos hojas restantes. Luego hay que ir cortando las ramificaciones por encima de la tercera hoja a medida que crecen. Los frutos se desarrollarán en las ramas siguientes. Tan pronto como los melones empiecen a crecer, corte la cabeza por encima de ellos, conservando sólo una o dos hojas. Es más que probable que en este punto la planta tenga demasiados frutos; en ese caso, no dude en conservar sólo los más desarrollados, con el fin de obtener frutos grandes que hayan recibido todos los nutrientes necesarios. Los melones están maduros cuando el color se hace más claro (salvo en el caso de los melones amarillos, que oscurecen), comienza a sentirse su aroma, se forma una grieta cerca del punto de unión con la planta y la parte opuesta cede fácilmente a la presión del pulgar, y la hoja situada justo encima del fruto comienza a marchitarse. La cosecha, que debe llevarse a cabo en la tarde después de un largo período de sol, se realiza de la forma más natural, separando el melón de la planta. Los melones cosechados pueden conservarse unos días en un lugar fresco.

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Publicado en Crear un huerto por Alejo el 15 Jun 2011