Cuando se está planificando un huerto, no es fácil elegir las especies a plantar y definir dónde colocarlas. Hay muchas limitaciones a considerar para no poner en peligro el éxito de la empresa. Las restricciones no conciernen sólo la elección de variedades, sino también la organización del calendario de cultivo. El cultivo asociado y la rotación de cultivos son algunas de las técnicas a utilizar.

Cada vez más personas se dedican al huerto, una actividad que puede ser divertida e instructiva, pero también rentable. Una inmensa variedad de hortalizas están disponibles en los centros de jardinería. Estos son algunos consejos sobre cómo elegir las variedades y en qué lugar del huerto colocarlas.

La elección de especies a plantar

Para obtener la mejor combinación de plantas para el huerto, el primer paso es realizar una lista de plantas que se desea cultivar. La composición de esta lista puede basarse en sus necesidades de hortalizas; si su jardín es lo suficientemente grande, podrá satisfacer una gran parte de estas necesidades en lo que respecta a variedad, calidad y cantidad. La lista también puede centrarse en los conocimientos que usted considere necesario tener para ocuparse de una variedad: algunas especies son más difíciles de cultivar con éxito que otras, o requieren atención especial. Priorizar las posibilidades financieras es igualmente otra forma de hacer el listado. Un jardín requiere una inversión en herramientas, fertilizantes, productos para el tratamiento de las plantas… Haga un plan de lo que usted puede emprender el primer año. Por último, también puede organizar la lista partiendo simplemente de sus preferencias y su disponibilidad. No olvide que ocuparse del huerto debe ser un momento placentero.

La gestión del espacio y la luz

El primer criterio de organización del jardín es el aspecto práctico. Si usted tiene una valla de madera, por ejemplo, puede aprovecharla plantando variedades trepadoras, como por ejemplo judías de este tipo. Las especies con mayor necesidad de riego deben ser plantadas cerca de la fuente de agua; las plantas más sobrias pueden plantarse más lejos. Esto reducirá el tiempo necesario para el riego. También hay que tener en cuenta la gestión de volúmenes y la estética. Prevea el tamaño y la forma de las plantas una vez maduras, para poder disponerlas de manera armoniosa. Los tomates, por ejemplo, se pueden plantar a lo largo de un sendero. El criterio general es que una variedad no estorbe el mantenimiento de otra.
La primera elección en cuanto a la disposición general de las plantas es si sembrar en línea o al voleo; cada tipo de plantación tiene ventajas y desventajas. Por último, en la gestión del espacio se debe tener en cuenta la dirección de la luz y el sentido del viento. La orientación de las parcelas dependerá principalmente de estos dos criterios. Para facilitar la circulación del aire, las líneas del trasplante deben ser paralelas al sentido del viento. En general, las especies más altas se plantan al norte y las más bajas al sur para equilibrar el calor del sol.

Puesta en práctica del cultivo asociado

El cultivo asociado consiste en plantar dos o más especies diferentes en la misma parcela. La elección de especies a cultivar juntas se basa en los beneficios que cada una aporta a la otra por sus propiedades naturales. Por ejemplo, las zanahorias se pueden plantar con puerros o cebollas: los puerros tienen un efecto repelente sobre la mosca de la zanahoria, y la zanahoria tiene la misma acción sobre la mosca de la cebolla. Este tipo de asociación positiva evita a menudo el uso de insecticidas.

La borraja, por su lado, se planta idealmente junto al calabacín, ya que atrae a las abejas y los polinizadores que éste necesita. La aquilea o milenrama puede ser plantada con las plantas aromáticas, ya que refuerza su contenido de aceites aromáticos. En cualquier caso, asegúrese de evitar las asociaciones que tienen efectos negativos: el ajo no debe plantarse nunca con coles o judías, por ejemplo. Por otra parte, el cultivo asociado también puede justificarse por la funcionalidad básica de una planta para otra: el maíz puede por ejemplo servir de rodrigón a una enredadera, mientras que el tomate puede proporcionar sombra a las plántulas de rábano. El cultivo intercalar también puede basarse en las similitudes de mantenimiento: se pueden poner juntas las variedades que tengan las mismas necesidades de agua o en tipo de suelo, o que requieran el mismo tipo de fertilizante.

El calendario de la plantación y la cosecha

La disposición de las hortalizas puede organizarse de acuerdo al calendario de plantación. Para ello, asegúrese de poner las plantas perennes de un lado y las anuales del otro. El calendario de la siembra y la cosecha nos ayudará a pensar diversos aspectos de la organización de los macizos: dónde poner el semillero, qué plantar primero, cómo escalonar la siembra, cuándo realizar el trasplante, los tratamientos fungicidas e insecticidas… El calendario da una idea general sobre el desarrollo de la vida en el huerto, y sobre la ubicación ideal de cada planta en el jardín.

A partir del segundo año es necesario proceder a la rotación de cultivos. El principio básico es no sembrar la misma familia de plantas anuales en el mismo lugar dos años consecutivos, con el objetivo de no empobrecer el suelo y reducir el riesgo de brotes de enfermedades. Por eso se recomienda alternar las hortalizas de raíz con otras de hoja o de semilla. La gestión de la rotación de cultivos es mucho más fácil si se agrupa cada familia de plantas en el huerto por sección: la rotación se hará entonces de sección en sección.

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Publicado en Crear un huerto por Alejo el 15 Jun 2011