Entre los diferentes fertilizantes, los abonos verdes y orgánicos son los más fáciles de fabricar. Los fertilizantes minerales, a su vez, ofrecen una variedad de formulaciones según el tenor de los elementos químicos que los compongan. Están disponibles en forma sólida, en polvo o líquida. Se habla de abonos naturales para los fertilizantes fabricados localmente a pedido a partir de productos vegetales, animales o minerales por agricultores profesionales.

Para disponer de abono verde primero hay que hacer crecer cultivos revitalizadores del suelo, de ciclo muy corto, especialmente leguminosas como el trébol, el haba, la alfalfa, el altramuz, la veza o el guisante forrajero. Estos cultivos incluyen también las crucíferas como el nabo forrajero, la mostaza y las gramíneas. Estas plantas, sembradas después de la cosecha en verano, serán luego enterradas en el suelo a través de la labranza de otoño, lo cual aumenta la fertilidad del terreno con vistas a la campaña de cultivo siguiente. Este método mejora tanto la calidad física del suelo como su estado biológico.

Abonos naturales

Los subproductos de la agroindustria para fabricarlos son la torta oleaginosa y la vinaza; también se utilizan algunos tipos de algas. Los abonos naturales de origen mineral están constituidos sobre todo de ceniza, polvo de diferentes rocas y caldo bordelés.

Abonos orgánicos

La preferencia por este tipo de abono obedece principalmente a motivos ecológicos, debido a la grave contaminación causada por los fertilizantes minerales. Y es que los fertilizantes naturales, además de estimular la vida micro-biológica del suelo, realizan una fertilización a largo plazo gracias a su lenta descomposición. Se trata sobre todo de residuos de plantas cultivadas, mezclados o no con estiércol y otros desechos de los animales. Productos de origen animal como pezuñas y cuernos, huesos de sepia o guano también son muy populares. También puede mencionarse el purín, el líquido formado por la orina y lo que rezuma de la boñiga o las deyecciones porcinas, que se rocía directamente en el campo.

Estos fertilizantes son enterrados durante el arado de otoño para que se descompongan y se mineralicen para liberar los nutrientes que luego la planta extraerá de la tierra. No se debe enterrar estiércol sin descomponer.

Abonos minerales

Se trata de fertilizantes químicos que contienen, asociados o por separado, elementos como nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio. Estos abonos también pueden incluir oligoelementos como azufre, hierro y boro, entre otros. Pueden tomar distintas formas: granulada, de bastones, copos, tabletas o bolitas, lo que les confiere una acción de liberación prolongada. Estos fertilizantes también vienen en forma líquida, y tienen así una acción muy rápida sobre la fisiología de la planta; se aplican mezclados con el agua de riego. Se recomienda regar antes de la aplicación de estos abonos, y suministrarlos luego en pequeñas dosis que se repetirán con frecuencia.

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Publicado en Abecé del jardinero por Alejo el 14 Jun 2011