Es muy agradable en verano, comer los pequeños frutos del grosellero, las grosellas, de gusto acidulado. En mermelada, jalea o clafoutis, la grosella es un ingrediente ideal para postres. El grosellero, el arbusto que las produce, por su lado, puede plantarse en el jardín de diferentes maneras. Pero ya sea en setos o como arbusto frutal, será necesario proporcionarle un mínimo de mantenimiento.

Originario de Europa y Asia, el grosellero cubre diversas especies del género Ribes, considerado en general como el único género de la familia Grossulariaceae. Las bayas de este arbusto son muy populares especialmente para postres.

Las características del grosellero

El grosellero es un arbusto frutal del que existen varias especies. Entre las más comunes está el grosellero rojo, que se divide en diversas variedades: Jonkheer van Tets, Red Lake, Gloire des sablons y Versaillaise blanche, por no citar más que algunas de las más apreciadas. Se trata de un arbusto de tamaño mediano, alrededor de 1,5 metros; su follaje es de hoja caduca y perfume intenso. Sus frutos son poco calóricos, ya que 100 gramos de los mismos contienen sólo 35 kcal. Sin embargo, son ricos en vitaminas A, B y C y en fibras (aportan 8g por 100 g de grosellas consumidas). Sin embargo, es útil saber que no todas las especies de groselleros son cultivadas por su frutos. De hecho, sólo los groselleros rojos, espinsos y negros lo son. El grosellero ornamental (Ribes sanguineum), por su lado, se cultiva únicamente como arbusto decorativo, y puede llegar a 2,5 metros. Por otra parte, las diversas especies del grosellero varían según su apariencia, y pueden tener ramos que sean o no espinosos. Con respecto a la forma de cultivo, no es raro encontrar en un jardín groselleros que formen un seto del que se puedan recoger frutos. En cualquier caso, ya se trate de un arbusto frutal o decorativo, el grosellero requiere un mínimo de atención.

Plantación y mantenimiento del grosellero

El grosellero es un arbusto que crece en un suelo poco calcáreo, rico en humus y con cierta frescura. Su necesidad de sol es moderada, por lo que es mejor evitar las zonas muy expuestas al sol si está en una región cálida. Asimismo, será necesario plantarlo a una buena profundidad, incorporando a la tierra estiércol deshidratado o compost en descomposición, así como fertilizantes ricos en potasio. Luego de tres años será posible podar las ramas más viejas, conservando entre 8 y 9 ramos por ejemplar. En el período de crecimiento hay que proceder a un aclareo, teniendo cuidado de no cortar las ramas que estén fructificando. El mantenimiento regular también es necesario. Por lo tanto, la bina o el acolchado del terreno de plantación es recomendable. A cada primavera habrá que agregar abono orgánico con bajo contenido de nitrógeno, mientras que en invierno será necesario eliminar las ramas viejas y reducir las principales a dos tercios de su tamaño. Todas las especies de grosellero son resistentes al frío extremo y necesitan un riego frecuente, especialmente en las zonas secas. Por otra parte, es importante estar atentos y prevenir posibles ataques de plagas. En efecto, el grosellero puede verse afectado por diversas enfermedades como el moho polvoriento y la roya, o sufrir los efectos de un ataque de pulgones. Las cochinillas, por su lado, se pueden tratar con productos orgánicos que no afectarán el carácter comestible de los frutos, algo importante teniendo en cuenta que éstos son el principal motivo del cultivo del grosellero.

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Publicado en Frutos del bosque por Alejo el 29 Aug 2011