Cultivado desde el siglo 16 en el Mediterráneo y en Asia Menor, el laurel cerezo (Prunus laurocerasus) está muy extendido en España como planta ornamental, e incluso se presenta ocasionalmente como planta silvestre. El laurel cerezo, también llamado Laurel real, se adapta a diversos climas de España, desde el mediterráneo continental continental hasta el oceánico; en toda esta gama de climas, este árbol perenne se desarrolla bien y da alegría a sus propietarios.  Ya sea en un seto o formando parte de un macizo, el laurel cerezo tiene su lugar en el jardín y necesita bastante poco mantenimiento.

El laurel cerezo, laurel real, lauro o lauroceraso pertenece a la familia de las rosáceas, al igual que el ciruelo, el melocotonero o el cerezo.

Generalidades sobre el laurel cerezo

El Prunus laurocerasus está entre las plantas más utilizadas para formar un seto: proporciona una eficaz protección contra el ruido, y su formato hace que constituya un buen elemento de separación. Su tamaño puede variar entre 5 y 6 y metros. Sus hojas perennes, de forma ovalada, pueden alcanzar de 15 a 18 cm de largo. Su valor estético se ve reforzado en primavera con la aparición de flores blancas. El laurel cerezo crece muy bien en diferentes climas, pero se desarrolla mejor en áreas soleadas. A pesar de estas virtudes, el arbolillo presenta el peligro de que sus frutos, que no son comestibles, se parecen a las cerezas. Utilizado en setos, para macizos o como plantación protectora, el laurel cerezo es apreciado por su rápido crecimiento. Para obtener un bello laurel cerezo, conviene seguir algunos consejos de mantenimiento.

Algunas recomendaciones para el mantenimiento

El laurel cerezo es una planta con muy pocas exigencias. Efectivamente, puede desarrollarse incluso en una tierra que no sea especialmente rica. De todas formas, se trata de una planta que se beneficia mucho del sol, ya que se regenera de forma natural en Europa meridional, cuyo clima similar al de las regiones de Asia menor de donde proviene le es propicio. La plantación, que se realiza en otoño, debe completarse agregando mantillo. Desde la llegada de la primavera, se puede nutrirla con estiércol descompuesto; la poda comienza con la llegada del invierno. No hay que dudar en realizar esta operación, ya que optimiza la ramificación. Los podas siguientes tendrán lugar en junio o septiembre; dos veces al año es una buena frecuencia para obtener un follaje más denso. Es mejor utilizar unas tijeras de podar que un cortasetos, que puede dañar las hojas. En lo que respecta a la creación de un seto, es necesario dejar un espacio de 80 cm o de 1 metro entre cada pie. Si no se lo poda, este arbusto puede alcanzar los 15 metros como planta aislada. Capaz de soportar temperaturas de hasta -15 grados, es el más resistente de los arbustos de hoja perenne. Esta tolerancia al frío, sin embargo, no lo hace inmune a otros problemas como una invasión de pulgones. Esta amenaza puede ser combatida rociando agua jabonosa o una mezcla de agua y aceite de oliva, que tiene beneficios nutricionales para la planta. Este tratamiento es igualmente útil contra las orugas. En caso de contaminación con plomo, la única cura es retirar y quemar las ramas afectadas. Por otra parte, un mantenimiento apropiado incluye garantizar la buena calidad del suelo en que crece la planta. Basta con levantar un poco de tierra, y añadir arena, humus o paja. El mantenimiento de un laurel cerezo, por ende, no es muy complicado: con cuidados mínimos podrá obtenerse una planta de la que estar orgulloso.

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Publicado en Arboles y arbustos por Alejo el 10 Jun 2011