Entre los árboles frutales del huerto, el peral es más longevo, el más fácil de plantar y el que produce frutos con mayor rapidez, en dos o tres años. El peral es de la familia de las rosáceas como el manzano; aunque es menos resistente que este otro árbol, de todas maneras tolera temperaturas de hasta -17°C. No hace falta un gran vergel para tener un peral en su jardín.

El nombre binominal del peral es Pyrus communis, y pertenece a la subfamilia Maloideae, también como el manzano. El peral florece en primavera, y cuando las flores se convierten en fruto, el cáliz se transforma en el hueso que contiene las semillas. Es un árbol frutal rústico, que soporta como se dijo fríos de hasta -17°C, pero que debe ser protegido de los vientos muy fríos al ser plantado. El peral es el árbol más grande de la subfamilia Maloideae, con una altura que puede alcanzar los 20 metros, y el frutal más longevo del huerto. Los frutos provienen de la polinización realizada por las abejas, lo que lleva a la formación de las anteras, que aparecen en primavera y eclosionan en abril o mayo. Sólo después de la aparición de las flores, que son blancas, comienza a formarse el follaje.

Las variedades de peras

Además de la pera común existen también otras especies, como el peral silvestre o el peral de hojas de sauce, ornamental, que llega a los 6 m de altura. Las variedades que sirven de patrón para la multiplicación son el peral franco que se obtiene de las semillas de la variedad común, el membrillo y el peral de flor. Son muchas las variedades a propagar sobre los portainjertos. Entre las más célebres y apreciadas puede mencionarse la Conferencia, que se cosecha en otoño hasta noviembre y es conocida por sus cualidades de conservación. También está la Buena Luisa de Arranches, que se cosecha en septiembre y octubre y se caracteriza por tener frutas pequeñas, de muy buen gusto y de carne firme. Pueden mencionarse igualmente la Beurré Hardy, perfumada y que se cosecha también entre septiembre y octubre, la Williams, que es la más fragante, la
Blanquilla, la Ercolini, la Limonera, la Decana de los Comicios, y la Passacressana,

La técnica de plantación del peral

El peral se planta generalmente en otoño, en un hoyo profundo, en una tierra previamente preparada, mezclada preferentemente con arcilla. Un suelo demasiado calcáreo no es adecuado para este árbol. La plantación se hace a raíz desnuda, en un espacio con una exposición solar y un calor medios. Si usted tiene un huerto, es interesante plantar diversas variedades para poder practicar diferentes tipos de injertos para la propagación; esta operación se realiza en verano. Para un plantón joven, es mejor acolchar la base para protegerlo de las heladas. Esto debe realizarse cada invierno hasta que el árbol sea robusto. Para la plantación, para sostener los plantones frágiles, hará falta utilizar un rodrigón, que debe permanecer instalado mientras sea necesario, que puede ser de dos o tres años. Las raíces deben ser estar a una profundidad de unos 80 cm, en un hoyo del doble de diámetro. La tierra de plantación debe consistir en una mezcla de tierra de jardín, mantillo, turba y un poco de arena. La distancia entre cada plantón debe ser de unos 2 m.

Consejos prácticos para el mantenimiento del peral

Para mejorar la producción y la calidez de los frutas hay que proceder a la poda periódica. En lo que respecta a las enfermedades, son varias las que pueden afectarlo, tanto las causadas por microbios como por bacterias. Estas últimas pueden ser bastante peligrosas, como por ejemplo en el caso del fuego bacteriano, causada por la Erwina Amylovora, o en de la Pseudomonas syringae. También son frecuentes las enfermedades virales como el mosaico anular, el Pear stony pit, que produce incrustaciones pétreas, y otras virosis que pueden hacer que las hojas se marchiten o se vuelvan amarillas. Los insecticidas pueden ser necesarios para erradicar ataques de insectos. Las enfermedades criptogámicas más comunes son la moniliosis y la sarna. En estos casos se debe aplicar un tratamiento con caldo bordelés cuando ya hayan caído las hojas y la floración se termine, anunciando las pequeñas yemas frutales. La poda regular favorece las nuevas ramificaciones en los extremos de las ramas. El objetivo es airear la parte central del árbol, y hay que proceder cortando los tallos y las ramitas centrales. Esta poda se lleva a cabo antes de la primavera, es decir, antes de la aparición de los brotes, a finales del invierno. Luego de podar hay que agregar un poco de estiércol para una buena enmienda de la tierra.

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Publicado en Vergeles y árboles frutales por Alejo el 14 Jun 2011