Tener un huerto puede ser considerado un privilegio, ya que no hay nada como el placer de comer fruta uno mismo ha cultivado. Además, ser propietario de un huerto ahorra dinero y las frutas frescas son beneficiosas para la salud. Hacer un vergel es sumamente accesible: alcanza con ser aficionado a la jardinería, tener una pequeña parcela de tierra y leer los siguientes consejos.

Un vergel es un terreno con diferentes árboles frutales, y por lo tanto, produce distintas variedades de fruta, dependiendo de las especies de árboles que se hayan plantado. Los vergeles suelen estar en el campo, donde generalmente forman parte de una plantación mixta y pueden extenderse a lo largo de varias hectáreas. También existen por supuesto plantaciones de árboles frutales a escala industrial , como por ejemplo los platanales, pero ya no se habla de \”vergeles\” en ese caso. Por ello, el término \”vergel\” conserva una dimensión humana e intimista, muy adecuada para los vergeles domésticos. Contrariamente a lo que suele creerse, alcanza entonces con unos pocos árboles para formar un vergel, cuyo mantenimiento no es ningún misterio. Pero antes que nada descubramos los beneficios que da un vergel.

Las ventajas de tener un vergel

El primer beneficio de ser propietario de un vergel es poder cosechar los frutos de la labor y sacarles el máximo provecho. Peras, manzanas, aguacates, albaricoques, naranjas, cerezas, higos, dátiles, litchis, nísperos: cada temporada trae su cuota de sorpresas. Así, tener un vergel vuelve muy fácil (y barata) la confección de tartas o mermeladas. Efectivamente, si consideramos que la mayoría de las frutas son importadas de países tropicales, y que su costo se incrementa con el tiempo, poseer un vergel se convierte en una importante ventaja. Por otra parte, tener un vergel contribuye también con la protección del medio ambiente, ya que se sabe que las grandes raíces de los ejemplares de este tipo de huerto -independientemente de la especie de que se trate- protegen el suelo de la erosión. Los árboles permiten también combatir el efecto invernadero mediante el reciclaje del aire. En resumen, si los vergeles se multiplicaran en la ciudad, el aire sería un poco más puro. Por último, tener este tipo de huertos permite una forma de jardinería diferente, porque ocuparse de árboles frutales no tiene nada que ver por ejemplo con el mantenimiento de flores. En conclusión, el vergel es una plantación que hacer la vida más fácil y mejora la salud.

Algunos consejos sobre la elección de los árboles frutales

La elección de los árboles frutales depende en gran medida de los gustos y preferencias de cada uno. Pero antes de decidir qué especies en particular elegir, hay que saber los árboles pueden ser autoestériles o autofértiles. En el primer caso, hay que alternar diferentes variedades de árboles compatibles para permitir la fertilización cruzada a través de la polinización. Los perales y los cerezos entran en esta categoría. Los árboles autofértiles, por su lado, pueden plantarse sin ningún tipo de restricción en particular; es el caso de los manzanos y los ciruelos. Teniendo en cuenta esta característica básica, a continuación hay que seleccionar los árboles en relación con el tamaño del terreno del que se dispone. Algunos árboles como el aguacate son de gran magnitud, mientras que otros, como el limonero, sólo necesitan un pequeño espacio. También hay que considerar el intervalo mínimo requerido -de uno a tres metros- que tiene que haber entre los árboles para que puedan desarrollarse bien. Por último, hay que tener en cuenta el período entre la floración y fructificación, que varía según las especies; la variedad de manzanas reinetas \”Reine des Reinettes\”, por ejemplo, da frutos luego de apenas 120 días después de la floración, mientras que la variedad de peras \”Condesa de París\” necesita 175 días.

Cultivar y mantener un vergel: un verdadero arte

Antes de la plantación en tierra -de diciembre a marzo-, hay que comenzar por ocuparse bien del suelo, ya que los árboles frutales no toleran terrenos muy húmedos o pantanosos, pero tampoco demasiado secos ni ácidos. La tierra tiene que estar suelta (no apelmazada), enriquecida con un poco de compost y libre de guijarros. Una vez aflojado el suelo se podrá colocar el plantón en el agujero luego de garrapiñar las raíces. Luego hay que cerrar el hueco asegurándose de no dejar burbujas de aire, verificar que el punto de injerto -si hay uno- se encuentre a unos 15 cm del suelo, apisonar el cepellón con el pie y luego regar abundantemente. Si el plantón es frágil, no dude en colocar un rodrigón. No hay que dejar de mantener el plantón una vez que haya alcanzado una curva de crecimiento constante, para garantizar que no se marchite. Dependiendo de las variedades cultivadas, puede ser necesario realizar un suministro de nitrógeno, fósforo o potasio al menos una vez al año. La base del árbol debe estar siempre libre de malas hierbas, y hay que realizar un acolchado en invierno para protegerla de las heladas. Por último, no se olvide de podar el árbol de vez en cuando para aclarar los frutos y mejorar su calidad.

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Publicado en Vergeles y árboles frutales por Alejo el 14 Jun 2011