Las frutas del bosque son en su mayor parte una excelente fuente de vitamina C. Generalmente crecen en la naturaleza, pero también pueden cultivarse en un jardín particular debido a su facilidad de mantenimiento y al poco espacio que necesitan para crecer. En poco tiempo se pueden cosechar los frutos y lanzarse a las recetas de mermelada o compotas. Los niños son los primeros fans, pero los adultos no son indiferentes a su delicioso sabor.

Algunas frutas se encuentran raramente en la cesta de la compra; frambuesas, moras, fresas y grosellas, por ejemplo, no suelen formar parte de las frutas más comunes. En cambio, son las que suelen tener más éxito, especialmente con los niños, en las excursiones familiares de verano. Sólo tenemos que tener cuidado con las espinas para no pincharnos y poder aprovechar estas pequeñas frutas. Normalmente silvestres, pueden sin embargo ser objeto de una plantación voluntaria en su propio jardín. Así, en poco tiempo, un arbusto madura y se hace productivo.

El cultivo de frutos del bosque

Escasamente representadas en los mercados, o a precios relativamente altos, las pequeñas frutas rojas como frambuesas, fresas, grosellas, moras, arándanos y otras están cada vez más presentes en los jardines privados. De hecho, crecen rápidamente y requieren un mantenimiento mínimo. Por otra parte, una poda específica dará una forma particular a estos arbustos, que pueden enrollarse alrededor de un arco, seguir el trazado de una cerca, o confundir sus tallos con los de un rosal. No es necesario dedicarle un espacio específico; necesitan poco lugar, y una pared es suficiente para que trepen sus tallos, siempre y cuando reciban un mínimo de luz solar. Plantadas en tierra, las frambuesas, grosellas y grosellas negras se desarrollan bien en una tierra humífera y blanda, mientras que para los arándanos es mejor un suelo ligero y ácido, sin demasiado sol. Una vez maduras, estas frutas harán las delicias de niños y adultos en el momento de la cosecha. Pero atención: pese al aspecto apetitoso de estos pequeños frutos, no todos son comestibles e incluso pueden ser tóxicos.

Algunas frutas del bosque para mermeladas

Compotas, jarabes, mermeladas, pasteles… Los postres posibles con estas frutas son numerosos. Algunas variedades pueden dar varias cosechas al año; es el caso de algunos tipos de fresas que se cosechan en junio y septiembre. Otros tipos de fresas sólo permiten una cosecha al final de la primavera. También existen frambuesos que dan dos cosechas, entre junio y julio y entre septiembre y noviembre. El resto de los frambuesos sólo florecen de junio a julio. Los groselleros, que se desarrollan particularmente bien al sol, dan sus frutos a finales de julio. Una especie similar, que también se beneficia particularmente del sol, es el casis, que madura en junio y julio y da sus frutos ricos en vitamina C. Muy estético, este arbusto productor de grosellas negras da también pequeñas flores blancas en primavera. La morera ofrece una abundante cosecha en el mes de septiembre. Así, la temporada de verano es propicia para la degustación de frutas del bosque, pero las mermeladas se pueden almacenar y servir durante todo el año.

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Publicado en La cocina del huerto por Alejo el 14 Jun 2011