Los pulgones son un peligro potencial para los cultivos de judías, cuya voraz sed de savia hace estragos en las plantas. A esto se suman los efectos nocivos de su saliva y de sus excrementos (llamados mielato, mielada o rocío de miel) en los tallos y las hojas de las plantas, lo que empeora la situación. En aras de la preservación de los cultivos, es conveniente proporcionar a tiempo todos los cuidados preventivos y los tratamientos requeridos.

Para poder esperar tener una buena cosecha, es indispensable adoptar la estrategia adecuada para la protección de las plantas contra plagas destructivas. Con este objetivo, el agricultor deberá proteger sus plantas de judías contra la mayor amenaza para ellas, los pulgones. La lucha contra la proliferación de estos insectos debe comenzar apenas se descubra su presencia. Esta acción específica tiene la ventaja de debilitar rápidamente su reproducción y crecimiento. Dado que el pulgón llega a la madurez sexual después de 10 a 12 días, una sola hembra puede generar miles de crías durante su ciclo de vida, que es de 9 meses si las condiciones son buenas. La primavera es el mejor momento para luchar contra estos insectos, ya que es el período de eclosión de los huevos puestos en otoño.

Los estragos provocados

Los pulgones son insectos pequeños del orden de los hemípteros y de la familia de los áfidos que chupan la savia de las plantas. Existen actualmente numerosas especies de áfidos. A menudo son verdes, pero también pueden ser de color gris, amarillo, rojo, negro o blanco. Los pulgones se reproducen de dos maneras sucesivas durante su ciclo de vida: por partenogénesis en los meses de marzo a agosto y sexualmente en los meses de septiembre y octubre. Sólo los huevos provenientes de la reproducción sexual sobreviven el invierno, mientras que los adultos perecen. Los pulgones negros (Aphis fabae Scop.) son las especies más susceptibles de atacar las judías, migrando desde algunos arbustos como el bonetero y el Philadelphus. Miden entre 2 y 2,5 mm y tienen un color negro mate. Estos áfidos comienzan a interesarse en las judías a partir del mes de marzo y durante todo el verano. Usando su probóscide picadora, los pulgones extraen la savia de las plantas y al hacerlo inyectan su saliva, vector de virus y enfermedades. Sus deyecciones, llamadas mielato, son vectores de desarrollo de la fumagina, una enfermedad causada por los hongos muy perjudicial para las judías. Los daños a las plantas son numerosos: aparición de ampollas, deformación, enrollamiento, arrugado, moteado, quebrazón de las hojas, amarilleo, abigarrado y/o caída de las hojas. En los casos de ataques más graves puede haber retraso en el crecimiento, marchitamiento, pérdida de la cosecha, secado de los tallos y a veces hasta puede darse la muerte de la planta.

Estrategias de control del a plaga

Enemigos de las judías, los áfidos pueden ser erradicadas de dos maneras diferentes: por tratamiento físico y por tratamiento biológico. El tratamiento físico sólo es adecuado en el inicio de la colonización de las plantas por los insectos. El procedimiento consiste en sumergir completamente las plántulas en agua durante unos minutos y en lavar las plantas más grandes con chorros de agua para ahogar y eliminar los pulgones. Luego hay que quitar las partes dañadas de las plantas. Un paso siguiente es comprar una trampa adhesiva y ponerla sobre el tallo principal. El tratamiento biológico, más eficaz para una invasión más numerosa, utiliza una preparación casera. Primero se sumerge una cajetilla completa en 1 litro de agua, y dejar allí los cigarrillos durante 24 h. Mientras tanto, hay que preparar una mezcla de 15 cl de vinagre y 15 cl de jabón negro. Una vez transcurrido el tiempo necesario hay que filtrar el agua de los cigarrillos, mezclarla con el vinagre y el jabón y rociar la solución sobre los tallos y las hojas. También se puede utilizar una preparación con 1 litro de agua y 150 g de jabón blanco, que hay que pulverizar directamente sobre las plantas atacadas. Existe igualmente una tercera receta, esta vez a base de ajo. Para realizarla hay que dejar marinar 6 dientes de ajo durante 48 horas con un litro de agua en una botella cerrada. A continuación, añadir 2 cucharadas de jabón negro y rociar la solución en los tallos y las hojas.

Otras soluciones originales

La lucha contra los áfidos también puede llevarse a cabo utilizando larvas de mariquita, que se encuentran en los comercios. Cada una de ellas puede comer hasta 800 pulgones desde su etapa larval hasta la edad adulta, un período de 2 a 3 semanas. Luego de esa etapa, cada mariquita devora cada día de 100 a 150 áfidos. De manera similar, las larvas de crisopa pueden devorar individualmente 60 áfidos por día desde su etapa larval hasta la edad adulta (alrededor de 1 mes). Otra forma de controlar los áfidos es plantar especies disuasivas para estos insectos, como menta, tomillo, caléndula, ajenjo, lavanda y ajedrea. Estas plantas disuasivas se deben plantar en medio de las judías, y así los áfidos no se atreverán a acercarse.

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Publicado en El cuidado de las plantas por Alejo el 15 Jun 2011