Los arbustos florales son a menudo poco conocidos y hasta dejados de lado, cuando en realidad permiten crear jardines ornamentales muy bellos. Existen muchas variedades de colores casi infinitos de este tipo de arbustos, muy útiles para formar bellos setos vegetales o crear bonitos macizos bien poblados. Por ende, no faltan razones para lanzarse al cultivo de arbustos florales. A continuación usted encontrará algunos consejos para elegirlos, plantarlos y mantenerlos y así obtener un bello jardín florido.

Para ser agradable de ver, un jardín debe estar bien estructurado e incluir diversas variedades de plantas. Los arbustos florales son indispensables para completar esta estructura, ya que permiten delimitar el jardín cuando se los planta a lo largo de los parterres y senderos, o si se utilizan directamente como setos. Además son fáciles de cultivar, ya que se consiguen en contenedor en la mayoría de los centros de jardinería. Alcanza entonces con trasplantarlos, en cualquier momento, para componer un jardín armonioso. Luego de esta breve presentación, pasemos a inventariar las especies existentes, para luego terminar por algunos consejos para su cultivo.

Las diferentes especies de arbustos florales

La mayoría de los arbustos florales florecer en primavera, en una explosión de colores brillantes. Cada persona debe elegir la variedad de arbusto a plantar según sus propios gustos, pero también de acuerdo al \”tema\” general de su jardín. Para una composición en la que dominen el rosa, el blanco y los tonos pastel, por ejemplo, algunas especies adecuadas son el árbol de la seda, el espino blanco, la magnolia, el manzano silvestre -diferente del manzano clásico- , la Althaea,  la Pieris, el guillomo del Canadá (Amelanchier canadensis), el membrillo japonés (Chaenomeles japonica) o la hortensia de flores blancas. Para tener un jardín florido durante todo el año, lo ideal es asociar plantas perennes con arbustos florales de follaje perenne como la lavanda y la Photinia. Quienes prefieran los arbustos florales clásicos, muy presentes en los jardines ingleses, se inclinarán por Forsythias, camelias, lilas, mimosas, Paulownias de floración otoñal, Tulipíferos de Virginia (Liriodendron tulipifera), con sus bellas flores naranjas, los Fuchsia magellanica y otras variedades resistentes de Fuchsia y los Weigelas híbridos. Hay cientos de otras especies de arbustos florales, demasiados como para enumerarlos aquí. Lo mejor es tomarse el tiempo para visitar diversos comercios del ramo antes de la compra.

Cómo plantar y mantener arbustos florales

Antes de la compra del arbusto floral es esencial determinar su emplazamiento y así poder conocer las condiciones climáticas en las que va a crecer; el guillomo del Canadá, por ejemplo, crece bien en espacios con sombra, mientras que el hibisco tropical se desarrolla correctamente a pleno sol. A continuación hay que averiguar el tipo de tierra que necesita cada arbusto, con el fin de enmendar el suelo en caso de necesidad. Para proporcionar un ejemplo, el arbusto de hortensias tolera un suelo calcáreo, mientras que la mayoría de los arbustos prefieren un suelo más rico. También debemos considerar el tamaño -entre 80 cm y 4 m de altura – y la envergadura del arbusto adulto para estructurar el jardín y calcular el número de arbustos a plantar de acuerdo a estas dimensiones. Siguiendo este procedimiento permitiremos que las plantas se desarrollen bien y produzcan sus mejores flores. En cuanto a la plantación de arbustos florales, ésta se realiza en un período específico para cada especie: entre septiembre y mayo para viburnos, por ejemplo, pero la tierra debe ser preparada por lo menos con un mes de antelación. El primer paso consiste en cavar un hoyo cuya profundidad y ancho dupliquen las dimensiones del contenedor (el plantón siempre se compra en caja). A continuación hay que agregar un poco de fertilizante o algunas paladas de compost al mantillo que servirá para tapar el agujero antes de llenarlo. Las raíces -que se han remojado en agua durante dos o tres horas antes de la plantación- prenderán más raído de esta manera. Luego hay que regar de manera abundante (los riegos siguientes deben hacerse de manera regular, una vez por semana), y ¡listo! El mantenimiento posterior consistirá en podar el arbusto una vez o dos veces al año y en retirar las flores marchitas y las hojas secas cuando sea necesario, para asegurarle un largo ciclo de vida y floraciones abundantes. En resumen, cultivar un arbusto floral da muchas satisfacciones. Las primeras flores anunciarán el fin del gris del invierno, y ofrecerán un magnífico espectáculo en primavera y verano.

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Publicado en Arbustos florales por Alejo el 09 Jun 2011