Pocas cosas quedan mejor que un árbol majestuoso en medio de un césped: da sombra y frescor en verano, y aporta un toque de color en otoño. La elección de la especie a ser plantada en un jardín, sin embargo, tiene sus dificultades y limitaciones, que deben tenerse en cuenta antes de tomar une elección definitiva. El tamaño del árbol adulto, la posible toxicidad de la savia y la atracción de insectos son los inconvenientes principales sobre los que hay que reflexionar.

Con su porte majestuoso, los grandes árboles embellecen indudablemente la estética de un jardín. A continuación, algunos consejos para evitar los errores más comunes y elegir la especie que mejor se adapte a nuestras necesidades.

Los grandes árboles de jardín

Hay varias maneras de incorporar un árbol en un jardín. La más común es la plantación aislada (de un solo ejemplar), en el centro o en una esquina del jardín. El árbol añade un plus al plano y la estética del conjunto. Especies como la Magnolia macrophylla, la Robinia pseudoacacia, y la Cercis siliquastrum (árbol del amor, de Judea o de Judas) se adaptan bien a este estilo. La variedad de morera Morus kagayamae Koidz, y la encina, un árbol de hoja perenne, son ideales para dar sombra. Los árboles también pueden ser plantados en grupo para formar un bosquecillo; es una forma de plantación ideal para especies con troncos finos como la Chamaecyparis lawsoniana (Falso ciprés de Lawson). También existe la posibilidad de plantar los árboles en línea para formar un seto o un cortaviento; para ello, un follaje perenne es una cualidad esencial. El Cupressus macrocarpa (Ciprés de Monterey) y la Thuja occidentalis (Tuya del Canadá) forman setos dar 5 metros de altura, mientras que la haya y el fresno común crean un muro vegetal de 30 metros de altura en la madurez. Estos setos funcionan como cortavientos eficaces para proteger una casa.

Cómo elegir un árbol de jardín

Existen varios criterios a tener en cuenta para la elección de un árbol de jardín; la fortaleza es la principal característica a tener en cuenta. Un árbol del jardín suele elegirse en función de su aporte a la estética del jardín. El porte es importante, así como la forma y el color del follaje y la floración. Plantar un árbol del jardín, sin embargo, tiene dificultades que pueden sorprender al jardinero si no las tiene en cuenta antes de elegir la especie a plantar. Una mala apreciación del tamaño adulto del árbol, tanto en atura como en extensión de sus ramas, es una de los principales trampas en que puede caer el aficionado. Un árbol joven ofrece fresco, pero su tamaño en la madurez puede ser un obstáculo para la visión y una molestia para los vecinos, y se debe tener especial cuidado si hay líneas eléctricas de altura en las cercanías. El crecimiento del árbol incluye por supuesto las raíces, que pueden llegar a los cimientos de las casas o a ciertas instalaciones públicas: algunos árboles presentan un desarrollo de las raíces particularmente prolífico que puede levantar estas instalaciones, provocando grietas importantes.

Las características físicas y químicas del árbol también son criterios a considerar: algunas especies tienen por ejemplo la propiedad de atraer naturalmente insectos no deseados, como hormigas, avispas o mosquitos. Estas variedades deben ser plantadas al fondo del jardín, lejos de la casa. La savia y la resina de algunas especies, por otra parte, pueden ser ligeramente tóxicas, lo que las hace peligrosas para los niños y las mascotas. En muchos casos esta toxicidad, que se transmite en las hojas y semillas, también afecta el suelo y la vegetación cercana. En un jardín, esto puede perturbar el crecimiento del césped o de parterres cercanos. Por último, también se debe considerar la abundante floración de algunas especies, que al florecer pueden desprender mucho polen (que es alergénico) o fragancias demasiado fuertes. La consideración de estos criterios nos permitirá elegir las especies que mejor se adapten a nuestras necesidades.

Plantar y mantener un árbol de jardín

La manera más simple de conseguir un plantón es comprarlo en maceta en un centro de jardinería. La plantación puede realizarse en cualquier momento del año, aunque es mejor llevarla a cabo al principio del otoño o de la primavera. Hay que evitar los momentos de calor y sequía intensos, así como los períodos de heladas. Debemos asegurarnos de que el suelo drene bien para evitar la asfixia de las raíces. El hoyo de plantación debe ser lo suficientemente amplio como para permitir que la planta retome su crecimiento y se desarrolle fácilmente. Idealmente, la tierra usada para taparlo debe estar enmendada con compost. Después de plantar el árbol se debe regar copiosamente y realizar un acolchado o mulching en la base, con el objetivo de que la planta tenga la humedad necesaria para retomar el crecimiento. El lugar y la especie a elegir dependerán del objetivo que tenga: plantar un gran árbol de hoja caduca al oeste de una veranda permite disfrutar de la sombra y el frescor en tardes de verano.

Con respeto al mantenimiento, aunque los árboles adquieren su forma natural, se los puede podar regularmente a fines estéticos. La poda también es necesaria para regular su crecimiento, especialmente en el caso de los árboles en setos. Por otra parte, una vez que el árbol ha retomado su desarrollo luego de la plantación no hace falta seguir fertilizando. Esto no implica que se lo pueda descuidar, ya que se debe estar atento durante los primeros años de su desarrollo, cuando la planta todavía es frágil. Durante los períodos de alta temperatura, un riego regular puede ser de ayuda. También es recomendable un suministro de fertilizante si la planta evidencia trastornos de crecimiento. La preparación para el invierno también es muy importante durante este período, y se puede acolchar el pie del árbol con ser acolchada con una capa de hojas secas recubierta de una lona de plástico. Periódicamente, se debe vigilar la aparición de plagas y enfermedades, y aplicar el tratamiento adecuado en caso de necesidad.

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Publicado en Grandes árboles por Alejo el 10 Jun 2011