Los árboles frutales se podan de acuerdo a su edad y al ciclo de crecimiento. Un follaje denso obstruye el paso de aire hacia el centro de la copa e impide el tratamiento de las partes enfermas del árbol escondidas detrás de las ramas. Eliminar los parásitos es también una forma de mantener los árboles frutales en buen estado de salud. En todos los trabajos de mantenimiento, protéjase con un mono, guantes y gafas de seguridad.

La plantación de frutales se lleva a cabo normalmente de mediados de octubre hasta finales de abril, preferentemente en un emplazamiento con buena exposición solar. Estos árboles dan frutos durante unos cincuenta años. La poda es indispensable para hacer durar la fructificación, pero sobre todo si se quiere obtener frutos grandes y de buen gusto. El tipo de poda a realizar varía en función de los resultados que se busca obtener y de la variedad de árboles. Los frutales de hueso, como cerezos y ciruelos, se podan durante los meses de agosto y septiembre: los cortes cicatrizarán con dificultad después de este período. Para cualquier tipo de poda, es recomendable aplicar una pasta cicatrizante para cerrar la herida. En cuanto a los frutales de pepita, como manzanas o perales, la poda se realiza ya sea en marzo, ya sea de noviembre a abril. En este período, el flujo de savia es menor, lo que facilita la regeneración de las ramas cortadas. La poda también ayuda a promover la circulación de la savia hacia los ramos y la aparición de botones florales, que contendrán los resultados futuros.

Los diferentes tipos de poda

Por lo general, un árbol recientemente cultivado recibirá una poda de formación, cualquiera sea la variedad a la que pertenezca. Esta poda consiste en reequilibrar el porte del árbol, comenzando por cortar las ramas enredadas unas con otras. Para eliminar los ramos hay que podar los tallos justo después de una yema orientada hacia el exterior. También hay que seccionar los nuevos retoños que crezcan en el tallo principal para que se convierta en el tronco del árbol. En resumen, sólo hay que conservar las ramas que se encuentran al final de las ramas principales. Los árboles de tres años o más, por su lado, deben ser limpiados y aclarados a través de la poda de fructificación. La fase de limpieza concernirá únicamente en principio a las ramas secas o muertas. También es bueno quitar todas las ramas débiles y quedarse sólo con las que sean vigorosas. Lo mismo sucede con la fruta podrida que no ha sido recogida. La operación tiene un doble resultado positivo, ya que sirve igualmente para alejar enfermedades y plagas de insectos.

En un segundo momento, la poda de fructificación tendrá como objetivo airear el centro de la copa, de forma que las frutas situadas en el interior del árbol reciban el sol necesario para madurar en armonía con las que están en los extremos de las ramas. Para ello, pode las ramas que se doblan, sin olvidar quitar las que se entrecruzan o crecen hacia el suelo. Aproveche el proceso de aclarado para eliminar las hojas muertas y optimizar la polinización de las flores. Por último, los árboles frutales, cualquiera que sea su variedad, necesitan que se reduzca ligeramente el tamaño de su copa de vez en cuando. Esta poda hará que la savia pueda circular hacia todas las partes del árbol, incluidas las ramas laterales. Para ello hay que cortar el extremo de las ramas principales a fin de que los brotes tengan una mejor recuperación y que los frutos estén más cerca de la rama principal. Cabe señalar que todas las podas de mantenimiento se realizan cuando la temporada de crecimiento ha terminado; es decir, desde la llegada de las heladas y hasta la nueva floración. Sin embargo, se recomienda podar los frutales de hueso en septiembre y mucho más tarde los frutales de semilla. Utilice siempre herramientas limpias y bien afiladas y sumérjalas en alcohol para desinfectarlas.

La aplicación de insecticidas en árboles frutales

Los insecticidas son necesarios para proteger los árboles frutales tanto de las enfermedades que de los parásitos que se establecen en sus ramas, se alimentan de la pulpa de sus frutas y ponen sus huevos. Esta operación de mantenimiento tiene lugar en invierno para prevenir la aparición de enfermedades. Hay varios tipos de insecticidas, que se distinguen entre sí por su principio de acción. Los insecticidas de contacto son productos que eliminan directamente los insectos. Se pueden rociar tanto en cada parte de la planta como sobre las hordas de insectos. Los insecticidas de acción natural, por su lado, son absorbidos por el árbol y fluyen a través de la savia. La ventaja de este tipo de insecticida es que mata al instante el insecto cuando absorbe la savia del árbol tratado. Los insecticidas de acción directa son más eficaces cuando se aplican en cada parte del árbol. También se puede optar por insecticidas no tóxicos, tales como los compuestos de rotenona, piretrina o caldo bordelés. Si el huerto es invadido por las babosas en temporada tormentosa, es recomendable utilizar un insecticida resistente a la lluvia; también pueden colocarse trampas para babosas.

Fertilización del suelo de árboles frutales

Hay que fertilizar la tierra del vergel con abono poco nitrogenado y antes de que se abran las flores. Conviene privilegiar la realización de un acolchado o mulching para prevenir el crecimiento de malezas, y el uso de fertilizante enriquecido en fósforo y potasio en primavera, mediante el agregado de estiércol descompuesto a la tierra de plantación. Si usted nota que algunas de las hojas se vuelven amarillas, es probable que al suelo le falte sustrato.

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Publicado en Plantación de frutales por Alejo el 14 Jun 2011