Originaria de Asia y América, la morera es un arbusto de la familia Moraceae apreciado por los deliciosos frutos carnosos que produce en verano. Gracias a su fructificación abundante y su fácil cultivo, la morera es uno de los árboles frutales más difundidos en vergeles y jardines. También cultivada por su valor ornamental, la morera es bastante fácil de mantener durante todo el año.

La morera es un pequeño árbol caducifolio que se cultiva en la tierra en regiones más bien templadas y soleadas. Bastante sensible al frío, este magnífico frutal es más bien vulnerable en invierno, lo que hace que su cultivo sea mucho más complicado en las regiones frías. Sin embargo, en condiciones favorables la morera es poco exigente y fácil de cultivar.

Qué morera elegir

A menudo apreciada por sus frutos, la morera también es cultivada para otros usos, como por ejemplo la fabricación de papel. Existen diversas especies del género Morus, pero la más conocida es sin duda la Morus alba, conocida como moral blanco, morera blanca o simplemente como morera. Caracterizada por frutos que pueden ser tanto claros como oscuros (la morera negra sólo da frutos oscuros), esta especie se cultiva principalmente por su follaje, que se utiliza para alimentar a los gusanos de seda. Para el jardín se puede optar por especies del género Rubus, que producen frutos que también se llaman moras o zarzamoras. La variedad Jumbo de la Rubus fruticosus, por ejemplo, se distingue por los deliciosos frutos carnosos que produce durante todo el verano. De frutos muy apreciados por los niños y ampliamente utilizados en postres, diversas especies del género Rubus también pueden ser cultivadas como arbustos ornamentales para embellecer enrejados y pérgolas de jardines. Para obtener más diversidad y originalidad, también se puede optar por variedades menos conocidas como la Mora de Logan, un híbrido de frambuesa y zarzamora. Se caracteriza por sus hermosos frutos rojos, y puede utilizarse para crear setos libres que alegrarán el jardín con el suntuoso color de sus frutos durante todo el verano.

Cómo plantar la morera

Originaria de regiones relativamente cálidas, la morera necesita sol para crecer y producir sus frutos. Por lo tanto, asegúrese de que las plantas estén colocadas en un lugar soleado y bien iluminado, de modo que los frutos reciban sol y la fructificación sea exitosa. En el caso de la morera negra, que en general tiene pocas exigencias de cultivo, no será necesario privilegiar un tipo de suelo en especial para obtener buenos resultados. Sin embargo, es importante saber que el cultivo de híbridos puede tener más requisitos. Por ese motivo conviene siempre privilegiar tierras con buen drenaje para asegurarse de que el arbusto no sufra de exceso de humedad ni en invierno ni en verano. En cuanto al período de plantación, es mejor proceder en primavera o en otoño, teniendo cuidado de evitar plantar el arbusto cuando haya heladas. Si ha elegido crear setos, deje suficiente espacio entre las plantas para que puedan tener espacio para crecer bien durante su desarrollo.

Cómo mantener la morera

El mantenimiento de la morera no presentará en principio ninguna dificultad una vez que la planta está bien desarrollada. Por lo tanto, los principales cuidados que deberán proporcionársele se limitarán a una poda de ramas en primavera, antes de la fructificación, y a una poda adicional a principios del invierno, cuando no quede ningún fruto. En lo que respecta al riego, hay que evitar un suministro de agua demasiado copioso para que la tierra puede permanecer bien drenada, y esto sobre todo cuando aparezcan las primeras heladas. Como la morera es más bien sensible al frío, será necesario protegerla de las heladas en las regiones más frías, especialmente cuando la planta es todavía relativamente joven y frágil. En cuanto a las enfermedades, es importante estar atentos a la aparición de unos pequeños gusanos que atacan a la planta durante su floración y dañan su fructificación. Para evitar cualquier posible riesgo, es preferible utilizar un tratamiento con insecticida en la primavera, antes de que los gusanos empiecen a atacar las bayas o frutos emergentes.

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Publicado en Plantación de frutales por Alejo el 14 Jun 2011