Los rosales pueden ser trepadores o arbustivos. Con respecto a la floración, se los llama reflorecientes o remontantes si florecen varias veces al año, y no reflorecientes si lo hacen una sola vez. Los rosales arbustivos forman setos y macizos de flores, mientras que los trepadores adornan la estructura que les sirve de soporte. El mantenimiento de estos dos tipos de rosales es diferente.

Todos los tipos de rosales se plantan utilizando la misma técnica. Para empezar, hay que cavar un agujero lo suficientemente profundo y ancho como para contener todas las raíces. La tierra debe ser trabajada en un diámetro de 15 cm alrededor del hoyo, y hay que depositar una capa de abono si la tierra es calcárea, pesada o arcillosa. Antes de plantar el rosal, sumerja las raíces en un barro arcilloso rico en hormonas. El extremo de la púa (en caso de rosales injertados) debe estar al mismo nivel que la capa superficial del hoyo, y antes de volver a poner la tierra hay que extender bien las raíces. A continuación hay que apisonar el suelo en la base de la planta y regar de manera abundante.

La poda de rosales arbustivos

Para una poda segura, es conveniente llevar un overol y guantes como protección ante eventuales raspones y pinchazos. Las ramas deben cortarse con el cortarramas y las tijeras de podar, mientras que el rastrillo servirá para recoger los residuos de la poda. Para la poda de grandes rosales utilice una escalera de mano. El rosal se debe podar para darle una forma adecuada en tanto que arbusto, y es importante cortar las ramas sin flores, que agotan la planta. Este tipo de poda es necesaria para regenerar el rosal. La poda debe realizarse cada cuatro años para estimular la floración. Si el rosal está en un segundo plano, es conveniente podarlo severamente o realizar una poda estética para no desguarnecer la base del arbusto. Un rosal bien implantado se debe limpiar mediante la eliminación de algunas ramas: hay que suprimir los tallos muertos, débiles o que estén en el centro de la planta. La limpieza permitirá estimular el crecimiento de los buenos tallos. Los ramos sanos dirigidos hacia el exterior deben ser podados a 3 mm de un capullo. El corte debe ser transversal para proteger las yemas de la humedad.

Si se trata de rosales arbustivos no reflorecientes hay que eliminar todas las ramillas despuntando los chupones y las ramas jóvenes en verano. También hay que podar las ramas que se superpongan en beneficio de las que estén naturalmente dispuestas de forma equilibrada. Los rosales arbustivos remontantes, por su lado, se podan después de la floración, y se recomienda realizar una poda de limpieza en el otoño para acelerar la floración. Las ramas deben ser reducidas a la mitad para lograr macizos con grandes flores. Para obtener un arbusto esbelto con muchas espigas florales hay que cortar los tallos a un tercio de su longitud.

Podar de rosales trepadores no reflorecientes, reflorecientes y rosales liana

Un rosal trepador no remontante florece sobre todo a fines de la primavera; por ende, se recomienda no podarlo luego de las heladas para mantener el nivel de floración. Los ramos jóvenes deben recortarse para estimular la reanudación del crecimiento, y deben conservarse los tallos surgidos el año anterior y durante el actual. Los tallos situados al pie del rosal se deben podar severamente para que las nuevas ramas se desarrollen sin restricciones.

En el caso de los rosales trepadores y reflorecientes, las flores aparecen generalmente en los tallos del año anterior. El período de floración de estas variedades suele ser de mayo a junio o incluso hasta el otoño, y es preferible podarlas cuando la temperatura es más suave. Si la poda se realiza muy por adelantado, los ramos jóvenes se verán afectados por el frío, y se corre el riesgo de que el rosal no florezca durante todo el año. Las ramas de tres años o más deben ser podadas a un tercio de su longitud con el fin de acelerar la reanudación del crecimiento a partir de la base del rosal trepador. Lo mejor es utilizar un cortarramas, ya que los tallos más bajos son extremadamente duros.

Los rosales liana, la mayor parte de los cuales son no reflorecientes, deben ser podados en verano. Es bueno saber que las podas frecuentes promueven el crecimiento de las ramas y no la floración. La poda de formación es perfecta para este rosal. Las lianas invasoras y los tallos leñosos viejos deben cortarse a la base del rosal. Este corte favorecerá el crecimiento de los tallos floríferos y asegurará un mejor porte durante varios años consecutivos.

El cuidado de las rosas

Al regar los rosales hay que evitar rociar el follaje, con el fin de reducir la propagación de enfermedades y pulgones. El riego debe ser realizado de manera regular si el rosal es más bien reciente. Despunte los chupones, que inhiben el crecimiento del rosal. Suministre un fertilizante granular rico en potasio o magnesio en mayo para proteger el rosal contra las enfermedades. En el suelo debe aplicarse compost natural o paja para fortalecer las raíces de la planta. En caso de moho polvoriento, se lo puede erradicar rociando mezcla de Burdeos o una solución a base de azufre sobre las partes aéreas de la planta.

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Publicado en Los rosales por Alejo el 16 Sep 2011