El cultivo asociado, intercalado, mixto o combinado es una técnica que se utilizaba antes de la aparición de los plaguicidas e insecticidas para optimizar el desarrollo de hortalizas y flores, eligiendo cuidadosamente qué variedades cultivar juntas. De hecho, algunas plantas tienen la capacidad de expulsar y hasta matar a los insectos perjudiciales para otras plantas. Otras, en cambio, son particularmente atractivas para estos insectos y se sacrifican para salvar al resto de las plantas. En conclusión, el cultivo asociado posee innumerables virtudes.

En lo que respecta a las plantas compañeras, hay ciertas combinaciones que se debe a toda costa dejar de lado, como patata y tomate, frijol y cebolla o lechuga y brócoli, entre otras. La técnica del cultivo asociado es ideal si se quiere evitar tanto como sea posible el uso de pesticidas e insecticidas.

Panorama de las plantas compañeras

Los pulgones son ciertamente los insectos más devastadores de huertos y jardines con flores. Rosales, patatas, nabos, manzanos, coles, vides… Las víctimas de los pulgones son numerosas. Afortunadamente, las plantas compañeras que se utilizan para eliminarlos son igualmente diversas. En efecto, para alejarlos se puede plantar hinojo, eneldo, asclepia, anís, cebollino, romero, lavanda o valeriana. La mostaza y la capuchina, en cambio, tienen la capacidad de atraer irresistiblemente a estos insectos, y cuando están totalmente infestadas alcanza con cortarlas y quemarlas.

Para repeler a los escarabajos de la patata, que atacan esencialmente ese tubérculo, alcanza con cultivar cerca diente de león, cilantro, rábano, tanaceto o Datura. Algunas plantas tienen la capacidad de alejar a casi todos los insectos, entre ellas el saúco, el romero y, para quienes tengan un gran jardín, el eucalipto. La Artemisia, por su parte, no sólo espanta a casi todos los insectos, sino también a las babosas, los caracoles y hasta a los roedores. El hinojo, cultivado entre las filas de lechuga, protege a esta verdura de los ataques de babosas, que no pueden soportar su olor. Las plantas aromáticas confunden con sus fragancias a los insectos parásitos, que no pueden entonces reconocer a sus víctimas habituales.

Plantas compañeras: asociaciones recomendadas

Como la naturaleza hace bien las cosas, algunas plantas cultivadas juntas se protegen mutuamente. La zanahoria, por ejemplo, protege al tomate del ataque de los pulgones, mientras que el tomate aleja a la mosca de la zanahoria. La cebolla tiene la misma acción sobre la zanahoria, que a su vez repele a la mosca de la cebolla. Los vegetales más populares poseen todos una planta compañera: la patata se beneficia de la presencia de la lechuga, la cebolla, el col y el rábano; la zanahoria crece muy bien cerca de cebollas, tomates, puerros y rábanos; al tomate, por último, le aprovecha la cercanía de la zanahoria, el perejil y la cebolla. Este listado pone en evidencia que la cebolla, además de un vegetal popular, es una planta compañera inigualable. Mencionemos para terminar que las legumbres, como los frijoles, captan el nitrógeno del aire y lo liberan en el suelo, lo que es particularmente beneficioso para las hortalizas de hoja, especialmente la lechuga.

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Publicado en Consejos de jardinería orgánica por Alejo el 15 Jun 2011