Arbustos, plantas vivaces o crasas, coníferas… Todo vale en un jardín rocoso, que es la auténtica expresión de la armonía entre el reino vegetal y el mineral. Por otro lado, en tanto que fruto de la imaginación de su creador, este espacio dará un toque de originalidad y sofisticación a todo el jardín. Hay una única regla general a seguir: la rocalla, al igual que los jardines alpinos, debe integrarse de forma natural a las otras partes del jardín. 

Un jardín de rocalla ocupará un lugar importante en el diseño de su espacio abierto: las plantas y las flores que broten entre las piedras contribuirán a su aspecto estético.  En efecto, al reproducir el paisaje montañoso en una escala menor usted tendrá la oportunidad de ampliar su colección de plantas, algo ideal para un amante de la jardinería. Sin embargo, es esencial tener en cuenta que la instalación de un jardín de rocas es un trabajo duro. 

Nociones básicas para una rocalla 

Con una superficie generalmente de entre 15 y 60 m², un jardín rocoso requiere de preferencia un área escarpada; si su terreno es llano, será necesario añadir tierra. Entonces, si va a terraplenar evite dejar huecos para no favorecer el estancamiento de agua, que puede ser fatal para las plantas y negativo para la estética del jardín.

La creación de un jardín de rocas llevará un mínimo de 15 días. Durante este tiempo, revuelva cuidadosamente la tierra con una laya y luego agregue eventualmente estiércol. El paso siguiente es colocar las piedras y rocas, antes de poner las plantas en tierra. Para un máximo de armonía, utilice rocas del mismo tipo. Las más grandes deben colocarse primero, empezando por la parte inferior de la pendiente. Preferentemente, evite las rocas que se rompen fácilmente con el fin de dar mayor durabilidad a su rocalla. La ubicación del jardín también puede influir, ya que los vientos fríos pueden hacer que las rocas menos macizas se desmenucen rápidamente. Después de la preparación del suelo, entre un 30 y un 50% de la superficie de cada piedra debe cubrirse con tierra. 

La disposición de las piedras dependerá de la imaginación del creador del jardín; sólo hay que asegurarse de dejar zonas de transición para que el jardín rocoso parezca natural. Para las plantas pequeñas, se recomienda el uso de gravilla: además de la diferencia estética, la grava captará el calor y absorberá el exceso de luz que podría dañar sus plantas, y también mantendrá la cantidad de humedad necesaria para las raíces. 

Para evitar los grandes gastos asociados con la compra de las piedras, es posible utilizar las que no se hayan utilizado en las construcciones de edificios. Si sólo tiene piedras pequeñas, una solución es combinarlas discretamente con un poco de mortero; el resultado será sorprendente porque las piedras tendrán un aspecto muy natural. 

La elección de las plantas para el jardín rocoso 

Una rocalla puede recibir una gran variedad de plantas: vivaces, bulbosas, anuales y bienales; lo esencial es estructurar el conjunto para facilitar el mantenimiento posterior. Arbustos, coníferas, gramíneas y helechos quedan muy bien juntos en este tipo de jardín. Si opta por plantas rampantes y constata que la tierra es demasiado compacta, puede utilizar un tenedor común para airear el suelo sin dañar las plantas. 

El paso siguiente es determinar la conformación de la rocalla y la distribución de las especies y variedades a utilizar. Para ello, privilegie la diversidad, tanto a nivel del color, como de las dimensiones y el tamaño: los árboles y plantas altas en el fondo y las plantas cubresuelos en la parte delantera. Igualmente importante es elegir plantas que no florezcan al mismo tiempo, a fin de tener un jardín colorido más tiempo. 

Mantenimiento de rocallas 

Al igual que en los jardines ordinarios, el jardín de rocas requiere un mantenimiento regular. Un riego regular es necesario para mantener las plantas sanas; se recomienda el uso de un aspersor o un rociador si algunas plantas son de difícil acceso. Las malas hierbas son el principal enemigo de los jardines rocosos: ya que no sólo estropean el paisaje sino que además sofocan las plantas. Para remediarlo hay que desherbar a mano o con un rastrillo.

La fertilización debe realizarse anualmente, preferentemente a comienzos de la primavera. La poda debe llevarse a cabo tantas veces como sea necesario para equilibrar el crecimiento de las plantas que crezcan juntas. Un tratamiento preventivo contra la aparición del moho polvoriento deberá aplicarse en caso de fuertes lluvias. Tampoco hay que olvidar la aplicación de un tratamiento contra las babosas, que tienen un efecto devastador sobre las rocallas.

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Publicado en El huerto ornamental por Alejo el 13 Sep 2011