Las frutas del bosque difieren entre sí tanto en el modo de cultivo como en el tipo de cuidados particulares que requieren. Cada una de estas plantas debe recibir un mantenimiento específico con respecto a la fertilización del suelo y a la poda; estos cuidados permiten proteger la planta contra enfermedades y parásitos. La poda aumenta el vigor de la planta, mientras que el abono aporta los nutrientes esenciales para su crecimiento.

Las frutas del bosque como las fresas, grosellas negras, grosellas o arándanos son excelentes en confituras, mermeladas, tartas, jaleas y ensaladas. También se pueden comer frescas y crudas, o transformar en jugo, sorbete o helado.

Cultivo y mantenimiento del arándano rojo

El arándano rojo es un arbusto perenne, reconocible por el aspecto filiforme de sus ramas, que puede crecer hasta una longitud de 80 cm. El arándano rojo se desarrolla mejor en suelos ácidos con un pH de 4 o 5 y en bajas temperaturas. Las pequeñas inflorescencias ovales del arándano rojo son de color rosa, y sus bayas son de color rojo. Aunque este arbusto se desarrolle bien con temperaturas fríos, no deja ser difícil de cultivar debido a que se necesita una gran cantidad de agua para que las yemas no se marchiten en invierno.
En primavera, se debe depositar una capa de arena de 4 cm de espesor sobre el hielo que se haya formado alrededor de la base del arándano rojo. La primera cosecha de bayas se hará recién en el cuarto año. Es necesario regar de manera abundante para que las raíces se mantengan fuertes en toda circunstancia.

Cultura y mantenimiento del frambueso

El frambueso se divide en dos variedades de acuerdo a la frecuencia de fructificación. Las variedades reflorecientes dan su primera cosecha en otoño y la segunda al año siguiente. Las variedades no reflorecientes sólo dan una sola cosecha en verano. Las ramas de todas las variedades de frambueso se marchitan luego de dos años y aparecen nuevas ramificaciones, pero las raíces son perennes. Para que este ciclo vegetativo no se interrumpa, se debe plantar el frambueso en suelos ácidos o incluso calcáreos o en una tierra ligera y rica en humus. Asegúrese de no cultivar el frambueso en un suelo arcilloso o pesado, que no beneficia ni su crecimiento ni su fructificación. Por otra parte, el frambueso no tolera la humedad en invierno y mucho menos el calor en exceso en verano. Ese arbusto se distingue del resto de la familia de arbustos de frutas rojas por el hecho de que de su cuerpo enterrado en la tierra salen tanto los tallos aéreos como las hojas y las raíces. Los vástagos del frambueso, por su parte, crecen sobre los hijuelos que están tanto sobre los brotes mayores como a nivel de la raíz. Es por esta razón que se encuentran muchas frambuesas en un mismo arbusto.

Los frambuesos comprados en contenedores pueden ser replantados en el jardín si se han cumplido con los requisitos de la planta. En primer lugar se deben eliminar las malas hierbas (cardo y Cynodon) y alejar las plantas perennes. También se deben sacar berenjenas, fresales, patatas y tomates porque sus enfermedades atacan al frambueso. El paso siguiente es cavar un hoyo de una profundidad de unos veinte centímetros de ancho y de cuarenta centímetros de ancho. El invierno se encargará de dispersar los terrones de tierra. Fertilice el suelo con una mezcla de polvo de cuerno con la tierra volcánica. El lugar ideal para colocar el frambueso es un espacio soleado de tierra arenosa y llena de sustancias orgánicas. No riegue las raíces del frambueso ya que corre el riesgo de pudrirlas.

En cuanto a la poda de mantenimiento, pode las ramas que hayan dado frutos la cosecha anterior, que son reconocibles por su corteza rasposa. Corte también las ramas que no superen los 40 cm de altura. Esto ayudará a que la próxima cosecha sea abundante. Pode las ramas enfermas, débiles o que se superponen, con el fin de airear el arbusto. Cuando llegue el invierno mezcle compost joven con la primera capa de tierra en la base del frambueso. Si se trata de todo un huerto, una palada de compost por metro cuadrado será suficiente. Cuando la temperatura vuelva a ser más suave, are la tierra y saque nuevamente las malas hierbas. Agregar una medida de 6 a 12 gramos de nitrato de amonio por metro cuadrado de tierra: este fertilizante acelerará la descomposición del estiércol. Algunas pulverizaciones de purin de ortiga serán suficientes para el mantenimiento de las hojas. Tenga cuidado de no dispersar aserrín de tsuga o de thuja. Por último, trate el frambueso con piretro natural antes de que se abran las flores para que las larvas de ácaros no devoren la cosecha y los pulgones no destruyan los tallos.

Cultivo y mantenimiento del fresal

El cultivo de los fresales tiene características similares al de las verduras; por otra parte, este arbusto se comporta como los árboles frutales en términos de su producción. Los estolones del fresal se autopropagan por acodadura natural tanto en el jardín como en la naturaleza. El fresal es una planta perenne que tolera en general todo tipo de suelos, aunque soporta mal heladas persistentes. Se aconseja fertilizar el suelo del fresal con una mezcla de fósforo y potasio y con nitrato de sodio. Se debe rociar con insecticidas en el caso de invasiones de pulgones, gusanos blancos, ácaros, alacranes cebolleros, gusanos de alambre o gusanos trozadores. El oídio puede ser tratado con un fungicida especial. Contra un ataque de antónomos de las flores, proteja los fresales rociándolos con piretro natural (estos insectos se alimentan de los pedúnculos de las flores).

Cultivo y mantenimiento del grosellero negro

A diferencia de los árboles frutales, el grosellero negro es una planta resistente y perenne que no soporta bien los lugares demasiado soleados. La grosella negra alcanza los 150 cm de altura en la edad adulta si crece en un suelo bien tratado, de preferencia humífero y ácido. Para obtener varias plantas a partir de un solo ejemplar es necesario recurrir a la reproducción por esquejes. Para que el grosellero negro crezca bien se debe fertilizar la tierra en la que crece. La fertilización permitirá mejorar las cosechas y reducir el exceso de calcáreo. Equilibrar la naturaleza del suelo también implica compensar las deficiencias en potasio y de oligoelementos, indispensables para el buen crecimiento del arbusto. Antes de su segundo año de crecimiento, es necesario hacer una poda de formación sobre el grosellero negro, comenzando por los tallos para estimular la aparición de nuevas ramificaciones. También deben podarse las ramas que han llegado a tres años o más, ya que esto fortalecerá el crecimiento de nuevas ramas. Tenga cuidado de conservar un mínimo de diez tallos con tres yemas cada uno, que le servirán de estructura al arbusto.

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Publicado en Frutos del bosque por Alejo el 15 Jun 2011