El tomate, la lechuga y la cebolla están entre las hortalizas más cultivados y solicitadas. Se trata además de plantas cultivadas anualmente que no exigen cuidados excepcionales, aunque el calor suele ser uno de los factores determinantes para el éxito en el cultivo. Por el contrario, se deben tomar precauciones contra el frío, el viento, la lluvia y los cambios violentos de temperatura, que pueden causar enfermedades.

El tomate, la lechuga y la cebolla están entre las hortalizas más populares de la cocina de todos los días, y tienen la ventaja de combinar con innumerables platos. Para un crecimiento correcto de estas hortalizas es esencial binar el huerto y eliminar regularmente las malas hierbas, que absorben los nutrientes del suelo. Es muy recomendable instalar el huerto en un lugar soleado, evitando que haya árboles en el medio, y trabajar el suelo en función de las plantas seleccionadas para el cultivo. La jardinería, por otra parte, es todo un arte, pero también una lucha diaria contra diversas enfermedades e insectos. Por último, es preferible utilizar productos naturales tanto como sea posible, por respeto del medio ambiente.

Cómo cultivar tomates jugosos

Los tomates son hortalizas de fruto que pueden cultivarse al aire libre o en invernadero; necesitan un suelo bien drenado con una acidez baja, luz solar y calor, y tienen muy poca tolerancia a las heladas. Es recomendable el uso de fertilizantes ricos en fósforo, un elemento indispensable tanto para el desarrollo de las raíces como para la floración. Se debe tener mucho cuidado, sin embargo, con la cantidad de fertilizante utilizado, ya que puede causar un desarrollo extremo de la vegetación a costa de la calidad de los tomates. La especie suele cultivarse como anual, ya que si bien es vivaz en clima cálido es muy sensible al frío; la renovación de las plantas permite obtener los mejores resultados.

La siembra se realiza habitualmente desde febrero hasta finales de marzo, de preferencia en un lugar cálido. También se puede sembrar en tierra una vez terminado el periodo de heladas. Tanto para la siembra en terrina como directamente en tierra hay que dejar una distancia de 60 cm entre cada planta y de 80 cm entre cada fila. Hay que contar aproximadamente 4 meses entre la siembra y la cosecha de los primeros frutos. La polinización se produce naturalmente, pero puede ser provocada sacudiendo las flores. En lo que concierne al mantenimiento de los tomates, se debe aporcar cada planta luego de 3 o 4 semanas para dejar crecer las raíces, y luego pellizcar para favorecer el despunte. Es indispensable proceder al rodrigonado de las plantas a lo largo de su crecimiento, para evitar la ruptura de los tallos. También es importante quitar las hojas muertas, dejando sólo algunas hojas para aumentar la maduración de los frutos.

El cultivo de cebollas

Las cebollas son plantas bienales que crecen en suelos ligeros y bien drenados. Para el desarrollo adecuado de sus bulbos, las cebollas necesitan una temperatura lo suficientemente alta, por más que soporten el frío. El período de siembra depende de la variedad: la Roja de Florencia, la Morada de España y la blanca de París, por ejemplo, se siembran en agosto, y luego hay que trasplantarlas en diciembre y cosecharlas en mayo. Para las cebollas como la Jaune Paille o la Amarilla azufre de España, en cambio, la siembra se realiza a comienzos del invierno, el trasplante en abril y la cosecha en verano. En el caso de variedades como la de Malakoff se debe sembrar en enero, replantar en abril y cosechar en julio o agosto. Las cebollas pueden multiplicarse plantando bulbos, dejando 10 cm entre cada bulbo y unos 20 cm entre cada hilera. No se debe regar a menudo para no provocar que los bulbos se pudran. Se puede regar en el momento de la germinación y también en verano para privilegiar el enraizamiento de las plantas jóvenes.

Las cebollas pueden desarrollar varias enfermedades, como por ejemplo las causadas por los hongos, que se propagan principalmente cuando las hojas permanecen mojadas durante demasiado tiempo. El mildiu de la cebolla se evidencia por hojas de color amarillento que se secan rápidamente. El tizón de las hojas toma la forma de manchas blancas, que se van haciendo marrones progresivamente. Para evitarlo es importante, como tratamiento preventivo, prestar atención a la cantidad de agua vertida durante el riego; una vez declarada la enfermedad se puede usar un fungicida. El polvo de alga y la ceniza son otra forma de combatir parásitos y enfermedades. El aserrín de coníferas es eficaz contra la mosca de la cebolla.

Lechugas y otras hortalizas de hoja bellas y frescas

Dentro de las hortalizas de hoja existen variedades para todos los gustos. Entre las más conocidas podemos mencionar la lechuga, la escarola (Cichorium endivia var. latifolium), la escarola rizada (Cichorium endivia var. crispum), la batavia o la romana. Se pueden plantar en tierra en invierno para obtener una buena cosecha en primavera. Es posible cultivar estas hortalizas de hoja a partir de la siembra, pero es mucho más fácil cultivar ejemplares jóvenes a partir de la mata. El primer paso para el cultivo es binar la superficie del suelo con una profundidad de 10 cm; no hay necesidad de arar. Se recomienda nutrir el suelo, de preferencia con fertilizantes orgánicos. A continuación hay que realizar un hoyo de 5 cm de profundidad para instalar la planta, sin tocar el cepellón para no dañar las raíces; se debe dejar 1/3 del cepellón por encima del suelo para evitar que se pudra la base de la planta. A continuación hay que rellenar el hoyo y apisonar con los dedos; se debe mantener una distancia de 30 cm entre cada planta. Se debe regar la base de la planta de manera regular para evitar que el tallo crezca y aparezcan las inflorescencias. Estas hortalizas de hoja también se pueden cultivar en macetas o bandejas; alcanza con ponerlas en balcones o patios.

Con respecto a los enemigos naturales de estas plantas, el más temible son las babosas, sobre todo en el caso de las lechugas. Los métodos orgánicos para suprimirlas incluyen la propagación de ceniza o aserrín fino, o colocar pequeños vasos con cerveza alrededor de la base de la planta. Las lechugas y similares también pueden ser víctimas de pulgones, hepialidos o el mildiu. Se debe evitar tratar estas plantas con productos químicos, que pueden dañar las plantas. En caso de infección masiva conviene en cambio utilizar productos naturales e inofensivos para el tratamiento.

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Publicado en Crear un huerto por Alejo el 15 Jun 2011