Las flores silvestres hacen pensar inmediatamente en las vacaciones y en el campo. Aunque crecen solas al borde de las carreteras y en el medio natural, su cultivo puede a veces parecer difícil, ya que algunas semillas son extremadamente pequeñas o sumamente frágiles. Para cultivarlas se puede proceder a la germinación de semillas, un método delicado pero recomendado por los expertos, o a la plantación, una técnica algo más laboriosa.

Las semillas de flores silvestres se venden por lo general en paquetes que contienen una mezcla de varias especies. Para elegir uno mismo las especies a cultivar, hay que aprender un poco más acerca de las flores (margaritas, acianos, dientes de león, amapolas , etc.) o confiar simplemente a su comerciante de semillas. Las flores silvestres no requieren cuidados especiales, sólo un terreno soleado, previamente despejado de malas hierbas.

El período ideal para el cultivo de flores silvestres

La germinación de semillas se realiza preferentemente en primavera, pero las floraciones pueden escalonarse a lo largo de diferentes periodos en función de las especies, por lo que el período ideal puede estar entre marzo y octubre. Así, la siembra primaveral protegerá a del frío o las heladas nocturnas con temperaturas por encima de 7°C. Los nuevos brotes comenzarán florecerán de junio a octubre. En la siembra de otoño, en cambio, las semillas están inactivas, lo que implica que pueden prescindir de riego porque no crecen durante este período. La germinación se producirá recién con la llegada de la primavera.
Será esencial liberar el terreno de todas las malas hierbas (incluyendo semillas y raíces) para maximizar las chances de éxito del cultivo de flores silvestres. El deshierbe se puede hacer a mano, con un motocultor o con un rastrillo: todo depende de las dimensiones del terreno. Es necesario llevar a cabo dos rondas de deshierbe con 1 o 2 semanas de intervalo antes de proceder a la siembra o la plantación. Este es el tiempo necesario para asegurarse de que las semillas de malezas no van a germinar  de nuevo. El enriquecimiento del suelo con mantillo está totalmente desaconsejado: recuerde que estas flores crecen muy bien por sí mismas en la naturaleza, por lo que el abono sólo servirá para promover la aparición de malas hierbas.

La siembra simple de flores silvestres

La siembra simple no requiere técnicas especiales: alcanza con esparcir las semillas en el terreno preparado. Si se trata de semillas pequeñas, realice gestos amplios para homogeneizar su distribución en el suelo. Si las semillas son un poco más grande (del tamaño de castañas o bellotas) será necesario cavar un hoyo  de algunos centímetros de profundidad con un simple palo puntiagudo. En la naturaleza, las semillas se esparcen sobre la superficie del suelo, arrastradas por el viento. Sin embargo, al cultivarlas  puede ser necesario cubrirlas con una fina capa de tierra para protegerlas de los animales granívoros .
Las semillas vendidas comercialmente ya están mezcladas con  con vermiculita o cáscara de trigo sarraceno. Estos materiales no sólo facilitan la dispersión de las semillas, sino que constituyen además una envoltura protectora para cada grano. Esas semillas están listas para ser plantadas sin preparación previa. Los paquetes contienen generalmente varias especies como caléndula, margarita, alhelí, centaurea, amaranto, amapola , linum, espuela de caballero…

Cómo sembrar flores silvestres

Hay que sembrar 2 gramos de semillas por metro cuadrado de tierra. Esta es una cantidad casi mínima, y dado el tamaño de las semilla la siembra puede parecer imposible. Por ello, hay un par de trucos que pueden utilizarse para una siembra exitosa, bien distribuida por el terreno. La primera técnica consiste en mezclar 5 gramos de semillas con un tazón de sémola y en sembrar la mezcla obtenida. Otra técnica consiste en mezclar las semillas con tierra arcillosa o arcilla; la mezcla resultante debe ser mojada hasta obtener una pasta flexible, que luego hay que amasar a mano. A continuación hay que tamizar la sustancia y secar durante 6 horas el granulado obtenido. Después hay que hacer bolitas con la mano y sembrarlas después. Las semillas sembradas pueden someterse a un rastrillado muy ligero, o incluso una red de riego oscilante durante un cuarto de hora.

Sembrar o plantar flores silvestres

La plantación es una técnica más laboriosa. Aunque permite saber de antemano qué especie crecerá, este método no garantiza que las plantas vuelvan a crecer. Por otra parte, el estaquillado y la acodadura son perfectamente posibles, pero la aparición de nuevas raíces y el posterior trasplante al terreno definitivo pueden debilitar a la planta. Por eso se suele recomendar la siembra.
La plantación es una técnica a veces reservada para los viveristas, ya que permite gestionar mejor el uso de semillas. En efecto, por más que un sólo ejemplar pueda producir cientos o incluso miles de semillas, sólo un pequeño porcentaje llegará a una germinación exitosa.
El diente de león y la malva pueden plantarse por sus virtudes medicinales (calmantes, pectorales y diuréticas); la achicoria, por sus raíces que permiten preparar una bebida para reemplazar el café; el hisopo, para realzar el sabor de la carne o el postre, y la agrimonia por sus propiedades digestivas o simplemente obtener bellos ramos.

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Publicado en Flores de verano por Alejo el 04 Jul 2011