La poda de árboles no debe hacerse de manera inopinada: con pocas excepciones, es un verdadero trauma para el árbol. Por lo tanto, es importante encontrar una o dos razones válidas antes de proceder. De manera general, un árbol de menos de 10 años sólo debe ser podado una vez cada dos años, y una vez cada 10 años si tiene más de 20 años de edad,

Es sumamente importante reflexionar bien antes de proceder a la poda de árboles. Una vez decidida, hay que conseguir las herramientas adecuadas en función del tamaño y la solidez de los árboles a podar. El serrucho es la más utilizada, pero no hay que dudar en recurrir a una motosierra en el caso de las ramas más grandes. También se puede usar una hoz.

La importancia de informarse sobre la poda

La poda cubre en realidad todo un conjunto de operaciones. La poda de copa, desmoche o descope, qué solo puede realizarse en el primer año, consiste en podar la rama principal de la copa con el objetivo principal de mejorar el crecimiento de las ramas más bajas. Si el objetivo de la poda es dar al árbol una forma armónica hay que reducir la longitud de las ramas. Para quienes no disponen de grandes espacios, por su lado, la poda se reduce a cortar las ramas lo más cerca posible del tronco. Otra operación específica consiste en reducir los brotes que crecen en primavera en el sitio de una cicatriz de una poda anterior.

En determinados casos, la poda puede realizarse como parte de la operación de plantación del árbol, con el fin de compensar la poda de raíces. Alcanza con podar las ramas superiores del agua, teniendo cuidado de conservar al menos 2/3 de la parte aérea total. También se acostumbra podar un árbol para mantenerlo sano. Para ello, debemos eliminar las ramas enfermas o secas o con el fin de mejorar el porte del árbol y evitar cualquier riesgo de enfermedad (la operación quitar las ramas inútiles y hojas secas se llama \”escamonda\”). En los ejemplares de edad, puede ser útil quitar una parte de la cima de la copa del árbol para que las raíces puedan aprovisionar de manera consecuente las ramas restantes. Por otra parte, la seguridad también es una razón para podar un árbol: no hay que dudar en podar si la cima se acerca demasiado a los cables de alta tensión, por ejemplo, o cuando las ramas debilitadas corren el riesgo de caer sobre los transeúntes.

Se debe diferenciar la poda del arte topiaria, aunque en ambos casos uno de los objetivos sea dar una cierta forma al árbol: En el arte topiaria, se trata de dar una forma predeterminada al árbol, según la inspiración del jardinero, mientras que en la poda se impone más bien el aspecto práctico. Se trata por ejemplos de dar al árbol una perfecta solidez, para que no pueda ser barrido por el menor golpe de viento.

Para una poda con todas las de la ley

La poda de los árboles de hoja perenne difiere de la de los árboles de hoja caduca. En este último caso, es importante hacer la poda cuando están inactivos, de preferencia en primavera antes de la reanudación de la vegetación, ya que la ausencia de hojas facilita enormemente el trabajo. Por otra parte, la curación de las heridas es mucho más rápida en comparación con la poda realizada en pleno verano. El olmo, el abedul y el arce son la excepción que confirma la regla: La poda primaveral induce una pérdida significativa de savia, así que lo mejor es actuar cuando los árboles están en plena actividad, o sea en pleno verano.

El principio de la poda es simple: acortar las ramas para que estén lo más cerca y lo más paralelas posible de la horqueta y del tronco. Para no dañar el tronco principal, hay que seguir el procedimiento siguiente: hacer una incisión debajo de la rama a cortar bien cerca del tronco del que sale, y luego realizar un segundo corte en la parte superior, asegurándose de que está más alejado del tronco que el primero. En principio, la rama caerá por su propio peso, sin dañar la corteza. Luego hay que eliminar el tetón podando más cerca del tronco.

Para los árboles de hoja perenne, la poda debe limitarse al mínimo. Como recordatorio, estos árboles se dividen en dos categorías: aquellos cuyas ramas crecen alrededor del tronco en el mismo nivel (desarrollo en verticilos), como abetos y pinos, y los que no tienen esta característica, como el cedro y el enebro. Para los árboles que disponen sus ramas en verticilos, la poda puede limitarse a la eliminación de ramas enfermas o secas, y hay que proceder a mediados de junio. Para los segundos, hay que cortar las nuevas ramas desde la primavera hasta junio.

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Publicado en Arboles y arbustos por Alejo el 10 Jun 2011