La mimosa es una planta nativa del sur y el centro de Australia, considerada con justicia como la reina del invierno. En efecto, mientras que la mayoría de las plantas con flores entran en estado latente durante esta estación, la mimosa se muestra con toda su belleza, exhibiendo flores que van del blanco al naranja pasando por todos los matices del amarillo y que desprenden el suave perfume que los caracteriza.

En su medio natural, la mimosa puede sobrepasar sin problema los 20 millones, pero las variedades propuestas en el mercado sólo llegan hasta los 10 metros. Se trata de un árbol de rápido crecimiento (casi 50 cm por año), que puede vivir más de 40 años. La primavera y el otoño son los momentos adecuados para plantarla, en un lugar bien expuesto al sol y al abrigo del viento. Para ello, es preferible optar por un suelo ácido con un pH ligeramente por debajo de 7 y con un buen drenaje, evitando los suelos arcillosos. Luego hay que cavar un hoyo de un volumen tres veces mayor que la mata con cepellón, y reemplazar la tierra extraída con mantillo. La adición de otros fertilizantes no es necesaria, pero puede llegar a hacer falta colocar algunos guijarros en el fondo del pozo para mejorar el drenaje. Si se trata de una variedad injertada, es aconsejable asegurarse de que el punto de injerto esté por encima del suelo, de modo que el patrón no se desarrolle. Vale la pena señalar que, como las raíces de la mimosa son superficiales, la planta tendrá dificultades para soportar vientos violentos, por lo que será esencial colocarle un tutor.

Cómo obtener bonitos ejemplares de mimosa

La mimosa crece bien como ejemplar aislado y puede desarrollarse muy bien en un balcón, a condición de utilizar un contenedores bastante grande (existen muchos tipos de jarrones o macetones ideales a tal efecto). Como sustrato, una mezcla en partes iguales de turba y tierra de brezo para rosales está perfectamente adaptada. También debemos considerar en colocar una capa de gravilla en el fondo del recipiente para optimizar el drenaje. Aunque la mimosa no necesita demasiada agua, una prolongada sequía puede serle dañina. Por ello, es importante asegurarse de que el sustrato no esté completamente seco. El trasplante se realiza cada dos años. Una mimosa en maceta nunca alcanzará su tamaño máximo, pero con un mantenimiento adecuado llegará a un tamaño razonable de 3m. Cuando los primeros fríos comiencen a aparecer será aconsejable colocar la mimosa en un espacio luminoso pero con poca luz artificial, teniendo en cuenta que esta planta sufre particularmente con el aire seco y caliente de la casa en invierno.

El mantenimiento correcto de la mimosa

Si el microclima de la zona tiene un invierno bastante riguroso, hay que pensar en proteger el árbol mediante la colocación de un mulch alrededor de la planta. El riego debe ser muy razonable y medido porque la planta es sensible al exceso de humedad. Por ese motivo, la mimosa no puede plantarse en medio de un césped que requiera riego frecuente. Es imperativo asegurarse de que el agua de riego tenga muy poco cloro, para evitar el riesgo de desarrollo de una clorosis . Por otra parte, la mimosa requiere algunas operaciones de mantenimiento regulares. Después de la floración, por ejemplo, es esencial proceder a una poda severa. Se debe fomentar el desarrollo de nuevas ramas, evitando la propagación de las semillas y eliminando de forma sistemática los retoños apenas aparezcan, ya que debilitan la totalidad del árbol. Además del exceso de humedad, la mimosa tiene otros enemigos. En caso de clorosis, por ejemplo, hay que tratarla con hierro. Los trips también pueden atacarla si el suelo está demasiado seco, pero es suficiente con regar más frecuentemente para prevenir este ataque. Si la invasión ya se manifestó se pueden usar insecticidas naturales como el piretro y la rotenona. Para invasiones de cochinilla puede ser suficiente rociar con agua y jabón o utilizar aceite mineral. La fumagina, por su parte,  es un hongo que crece en las secreciones de los insectos. El tratamiento consiste en eliminar primero la plaga causante del hongo, para tratar la planta luego con un fungicida.

Entradas relacionadas:

  1. El eringio alpino, una planta bonita y fácil de cultivar
  2. La altea, una planta ornamental de jardín y de interior
  3. El Eleagnus: una hermosa planta que dará brillo a su jardín
  4. La madreselva, una planta de jardín de fácil mantenimiento
  5. El cultivo de lavanda para dar una fragancia mediterránea a su balcón

Publicado en Flores de primavera por Alejo el 07 Jul 2011