La replantación o trasplante es una operación prácticamente ineludible en el cultivo de lechugas y otras verduras de hoja. 

Esta etapa fundamental permite reforzar la planta al corregir dificultades de crecimiento. Además, aunque es perfectamente posible obtener buenas plántulas a partir de la siembra directa, es común constatar (con agrado) la mejor calidad de las lechugas que han sido replantadas con respecto a las que no.

Sembradas por usted mismo/a o suministradas por profesionales, las plántulas deben ser trasplantadas, ya sea para darles más fuerza o para airear el jardín. De hecho, al igual que muchas otras plantas, las lechugas y otras verduras de hoja necesitan ser trasplantadas para tener un crecimiento armónico. Esta importante etapa de cultivo es casi inevitable, ya que en caso contrario se corre el riesgo de tener un bajo rendimiento debido, entre otras cosas, a la podredumbre de las plántulas o damping-off, que es el nombre que se le da al conjunto de enfermedades causadas principalmente por la proximidad entre las plántulas, que carecen de luz suficiente. El trasplante permite en cambio airear las plantas, que así podrán respirar más adecuadamente, y también favorece la aparición de raíces agrupadas en matas, o sea más fuertes. Aparte, otra ventaja de esta operación es que permite asegurarse de que el cuello esté a ras del suelo sin ser enterrado, lo que da más vigor a la planta.

Por qué y cuándo trasplantar las lechugas

El trasplante de lechugas permite airear las plántulas con el fin de que arraiguen con mayor facilidad. De hecho, la plantación no siempre se hace respetando la necesidad del aclareo. El efecto de esto es que un par de semanas más tarde las plantas tienden a apretarse y a interferir unas con otras, lo que perturba su crecimiento. Por eso es importante desplazar algunas y trasplantarlas a un terreno próximo ya bien arado. El trasplante concierne sobre a las plántulas de lechuga de semillero que deben ser puestas definitivamente en la tierra para su crecimiento final. Esto hace que las lechugas crezcan mejor, lo que garantiza un buen rendimiento y una cosecha satisfactoria.

Cómo trasplantar lechugas

Las lechugas que deben ser trasplantadas consisten principalmente en plántulas de semillero, ya sea cultivadas por uno mismo o por un jardinero experto. Las plántulas obtenidas luego de un aclareo también son perfectas para el trasplante. La operación debe realizarse en un terreno previamente limpiado y arado, y las plántulas deben ser replantadas respetando una distancia mínima de 35 cm entre ellas. El procedimiento consiste en hacer un agujero de unos 15 cm, colocar allí la planta y apisonar alrededor de la base, asegurándose de que el cuello no esté enterrado y que los cotiledones estén a ras del suelo. Un riego regular es indispensable, pero se debe hacer con mucho cuidado para no mover o dañar las plántulas, que son todavía muy frágiles y se han visto debilitadas por la interrupción de la vegetación. El trasplante también se puede aprovechar para asociar algunas plantas de judías a las lechugas.

Algunos consejos sobre el trasplante de verduras

Algunas asociaciones con otras plantas son beneficiosas para lechugas, achicorias y otras verduras de hoja. Por ejemplo, si se las trasplanta entre ejemplares de col, las plántulas de lechuga tendrán sombra, muy útil para su crecimiento. El perifollo, por su lado, las protegerá de ataques de insectos, babosas y algunas enfermedades. Por último, colocar macetas sobre las plántulas de lechuga trasplantadas en época de calor mejora su recuperación y las protege de los estragos de las aves.

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Publicado en Verduras por Alejo el 05 Sep 2011